Conocidos

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—Terminado —. Se dijo Ray para sí mismo, mientras cerraba su libro de matemáticas.

No le quedaban más deberes para realizar, así que guardo los materiales de estudio en su lugar correspondiente y dejando ahora solo un libro sobre la mesa. "eres un tonto" pensó Ray frunciendo el ceño y hojeando el libro.

Ray no era tan fanático de la lectura a diferencia de lo que muchos pensaban, por lo que la mayoría de sus libros eran sobre conocimientos generales, apenas tenía dos libros de ciencia ficción que le había regalado su padre en uno de sus cumpleaños, estaban las obras como las de metamorfosis que le habían obligado a leer en la escuela y que él los clasificaba como de conocimientos generales y luego de eso tenía el libro que le había regalado Norman. Era el que se encontraba en su escritorio en esos momentos. "—dale una oportunidad Ray, te prometo que será bueno —" recordó las palabras que le había dicho Norman en el momento que le dio ese libro.

Según Norman le ayudaría a distraerse. En ese entonces Ray no le presto tanta atención, pero ahora que Norman no estaba pensaba darle una oportunidad.

—las crónicas de Narnia, C. S. Lewis, el león, la bruja y el armario... ah —. leyó para sí mismo dejando escapar un suspiro. Ray no entendía como era que iba a leer aquello, no era su estilo. "Tal vez solo quiera hacerme sufrir" pensó el azabache, él sabía que Norman era un manipulador. resignado dejo de darle vueltas al asunto abrió el libro dispuesto a leerlo.

—¡Ray! — llamo su hermano Chris a la puerta.
Lo cual no valió de mucho. Al final el niño había entrado a la habitación de todas formas.

—¡Emma está aquí— dijo el niño antes de que su hermano pueda decir cualquier cosa.

"Estoy empezando a arrepentirme" pensó Ray recordando la promesa que Norman le había obligado hacer de darle algo lindo a Emma para su cumpleaños. Ray no entendía a que se refería con lindo, después de todo los gustos son cosas personales, él no sabía que le gustaba a una chica, mucho menos a Emma. Pero si sabía que la muchacha disfruta de comer, así que decido prepararle un pastel. Pero resultaba que a Emma no solo le gusta comer, si no también hacer comida, -aunque no se le diera muy bien que digamos- porque lo que ambos chicos prepararían el pastel juntos.

—Entiendo —. Ray miró el libro una última vez, entonces lo cerró. Agarro su cámara que estaba en el escritorio, se la colgó del cuello y salió de su habitación, sacando a Chris en el proceso.

—¿De verdad harán un pastel?

—Sí.

—Oh, ¿de verdad, ¿verdad? Yo quiero ¿de qué será?

—Uhm, no todavía no lo sabemos. De todas formas, el pastel no es nuestro. Es de Emma.

—Ohh, claro por su cumpleaños —. Dijo el pequeño, con un tono entre divertido y triste. Entonces hizo un puchero, que no pasó desapercibido por su hermano mayor. —Después haré una tarta para ti —. Comentó mientras empezaba a caminar con su hermano siguiéndole de otras.

—¿Enserio Ray?, ¿De verdad, ¿verdad? — Pregunto, el ahora lleno de entusiasmo Chris.

—Sí, sí.

Afirmó por lo bajo, moviendo su mano derecha de arriba abajo con pereza.
El menor al escuchar la confirmación de su hermano mayor se acercó hacia él rebosante de felicidad y le dio un gran abrazo.

De esos que ellos llamarían "especialidad de abrazos"

El nombre era cortesía de Chris, quien al darse cuenta de que su hermano no era muy fanático del contacto físico, mucho menos de los abrazos. El asunto traía a Ray sin cuidado, le parecía tonto, pero era un niño de seis años, que se puede esperar. Decidió que solo le tomaría la mano con fuerza como si fuera un abrazo y le daría verdaderos abrazos solo cuando se ameritaba, cómo el especialista en abrazos que era. Cómo era el caso según Chris. Aunque Chris ya sabía que a su hermano sus abrazos no le incomodaban tanto como antes.

Cuestión de cinco minutos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora