Lo sé

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—Ah, que cansado será hoy -se quejó en un susurro Ray mientras iba de camino a la escuela.

—¡Oh vamos Ray! por eso siempre andas todo deprimido, te la pasas quejándote, te harás viejo a los veinte si sigues de esa manera
—reprocho su mejor amiga, quién parecía cansada de que el chico de cabellos azabaches siempre se estuviese quejando, por otra parte, Ray le hizo una cara de pocos amigos mientras entraban al instituto.

Pero en cuando ambos chicos entraron el ambiente se volvió pesado, de repente todos sé quedaban mirando a la pareja de amigos.

—¡¿Qué al presidente le gusta Emma?! —susurro la pregunta un alumno de tercer grado. Susurro que había llegado a oídos de Ray—. Así es, o eso escuche de uno de mis amigos. o sea, digo se notaba a leguas, ¿no? Además, hablamos de Emma, ¿a quién no le gusta Emma? -contesto con obviedad a su amigo.

Ray sintió una gota espesa de sudor de frio recorrer su espalda cuando escucho aquello, pero ante ello él chico se hace de oídos sordos y trata de convencerse así mismos de que escucho mal y continuo su camino junto Emma.

"Pero... ¿Por qué escuche eso"

No hacía más de una semana que Ray había aceptado que en él empezó a florecer un sentimiento por su amiga de cabellos rebeldes. Sin embargo, no lo había comentado con nadie todavía.

Entonces ¡¿por qué escucho eso?!

Quería aparentar que no escucho nada, pero era difícil de ignorar.
Tal vez su mente le estaba jugando una mala broma, ya que estaba demás decir que el simple hecho de que alguien más se enterara le provocaba pavor.

Y él tenía sus razones, comenzando porqué era algo nuevo que apenas él mismo había descubierto hace poco tiempo y eso le hacía sentir inseguro y terminando por el hecho de que estaba seguro de que a Norman le gustaba.

Iba tan hundido en sus pensamientos, -que según el trataba de ignorar- que no se dio cuenta cuando Emma, empezó a llamarle.

—¡Ray!

Él se apartó bruscamente de su lado pasando la mano por su ahora adolorido oído, y se abstuvo de decirle cualquier cosa a Emma haciéndole su común mueca de desagrado.
Emma no se contuvo y se la devolvió sacándole la lengua.

Mientras seguían caminado por los largos pasillos del instituto una pregunta abrupta rompió el silencio que había entre ambos.

—Dime Ray, ¿eso que dicen esos chicos es cierto?, yo... ¿te gusto?, digo eso es estúpido ¿no? Digo yo no te veo de esa forma eres mi mejor amigo y supongo que para ti es igual —interrogó Emma hablando con rapidez, como si estuviera diciendo tan evidente, que era tonto preguntar o el simple hecho de pensar. El chico por su parte se quedó estático durante un momento.

"Eres mi mejor amigo"

Wow, apenas habían transcurrido unos cuantos días desde que supo que le gustaba y ya le rechazaron.

Ladeo una sonrisa, iba a negar con obviedad y burla sus preguntas. No iba a avergonzarse así mismo confesándose, no después de escuchar una respuesta tan clara como esa. Además, ya se lo esperaba, por lo que en sus planes nunca estuvo el confesársele a Emma. Cuando ya abrió sus labrios para contestar a las preguntas de Emma, escucharon como otros estudiantes empezaron hablar de golpe al unísono.

—¡¿A Ray le gusta Emma dices? —escuchó preguntar a una chica—. Así como escuchas —contestó lo que parecía ser su amiga.

—Nunca lo hubiera creído —susurro otro estudiante.

—El presidente es todo un Casanova, mira que ir por Emma.

—¿Pero acaso a Norman no le gusta Emma? —indagó un chico.

Cuestión de cinco minutos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora