Cinco minutos.

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Hace ocho minutos la alarma de Ray, había sonado pero el todavía seguía en cama y es que no podía dejar de pensar en el día anterior, después de la escena que había montado en el club de arquería la verdad. Cuñado regresó por su mochila se dio cuenta de que debía cambiarse de vestimenta así que tuvo que volver al club, de paso aprovechó para disculparse por la escena. Aunque no todos comprendieron el motivo de la escena, aceptaron las disculpas y todo quedó bajo la alfombra.

Luego de eso ellos dos, Ray y Emma salieron por el helado, chocolate con menta y pistachos. El nuevo favorito de Emma, fueron a la casa de Ray, estudiaron y charlaron un poco.

Hicieron lo usual, lo de siempre.

Aun así, Ray sentía que se le había escapado algo, lo cual era raro porque Ray tenía una memoria muy sólida. Hizo repasos en su mente una y otra vez de todo lo qué pasó ese día, seguía obteniendo la misma historia, la escena en el club, los baños, los helados, la casa, estudiar, despedirse. ¿Qué era lo que se le escapaba?, no lo sabía, pero sabía que algo no era igual a los otros días, algo en ese día le hacía sentir como si nunca debiera olvidarlo. Como cuando vas a la escuela y pasas un rato agradable hablando con personas nuevas, no es nada del otro mundo, pero es algo que en definitiva recordarás. O más bien cuando ves a alguien, por unos minutos y sientes que puedes tener una atracción así esa persona o enamorarte de ella.

Los repasos en su mente se acabaron cuando de improviso vio el reloj de su habitación y se dio cuenta que eran las 6:17 AM.

"¡¿Dios, se me hará tarde?!"

¿A Ray, realmente se le hacía tarde? No. Pero siempre llegaba temprano para poder realizar cualquier actividad sin apuros y que hoy fuera día de elecciones no le facilitaba las cosas, si de todos los días en que llegaba temprano este día era cuando realmente lo necesitaba, tendría que ducharse y cambiarse muy rápido, si todavía quería seguir dentro de tiempo.

¿Para que si las elecciones no era la fascinación de todos?

Ray prefería no confiarse.

En diez minutos se había duchado y cambiado, estaba listo para desayunar y tenía unos dos minutos por adelantado de lo normar.

—Buenos días, Ray.
—Hola papá.
—Mira, ¿qué tal?, la hice yo.

Dijo Leslie su padre, mientras ponía en la mesa un tazón de avena, con algunos arándanos y fresas decorativos —. Hace tiempo no cocinabas, tiene buena pinta, por cierto —añadió Ray tomando asiento en la mesa— ¿verdad que sí?, en estos días toda la academia estaba patas para arriba con el concierto, siempre es así, pero ahora que se ha terminado tengo más tiempo —. Comentó poniendo otros dos tazones más de avena en la mesa—. Desde ahora preparare el desayuno más seguido.

Ray asintió ante sus palabras, la verdad es que su padre también era bueno cocinando, tal vez no como Isabella, pero se le daba bien. Así que Ray procedió a dar la primera probada.

—Uhm, está buena.
—¿A que sí? —Dijo el señor Leslie tomando su maletín y su Violín.
—Lo difícil ahora son los nuevos estudiantes, estaba revisando las cartas hace unas semanas... ah —, dejó escapar un suspiro— y todos son principiantes, apenas si saben leer una partitura.

"Uh, eso será difícil" pensó Ray para sus adentros. Leslie el padre de Ray, era maestro de música en una de las academias pertenecientes a Bellas artes, enseñaba a tocar el violín, lo común era que enseñara a personas con un nivel más desarrollado donde los estudiantes ya pudieran dominar las escalas. Esta vez parece que no había sido así y Ray compadecía a su padre por eso.

Él sabía por experiencia propia lo difícil que era aprender a tocar un instrumento, específicamente el violín. No quería ni por asomo imaginarse lo difícil que debía hacer enseñar a veinte estudiantes de forma simultánea.

Cuestión de cinco minutos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora