Club de arqueria

87 8 3
                                    


Habían pasado tres semanas desde el cumpleaños de Emma. En ese lapso de tiempo los dos chicos se habían vuelto mas cercanos. Todos los días se dirigían a los hogares del uno o del otro, en lo normal al de Ray, ya que dicho azabache tenía cierta discrepancia con Yugo el padre de Emma. En cambio Emma se lleva de maravilla con los padres de Ray. El cual no podía creer que alguien tan alegre como Emma pudiera tener un padre tan cascarrabias. Era incoherente, según el azabache, pero aún así yugo era padre de Emma así como Leslie era el suyo.

Irónico ¿no?

Ambos chicos se encontraban en el club de arquería, se habían cambiado el uniforme de la escuela, por el del club. Se encontraban listos para empezar la práctica. Y sin ningún tipo de contratiempo esta empezó. Los integrantes del club eran once en total, había cuatro blancos, dos equipos de cuatro y dos chicos recogiendo las flechas. Mientras unos se dedicaban a lanzar flechas al blanco y eran corregidos por su maestro y entre ellos mismo para mejorar sus estrategias de lanzamiento. El otro grupo de cuatro iba preparando sus arcos y flechas para el entrenamiento.

Entre los cuatros se encontraban Ray y Emma.

—Ray, ¿como me dices que se coloca la cuerda? —Emma se había cansado de intentar hacerlo por ella misma así que pidió ayuda a su amigo.  —Presta atención es la ultima ves que te lo explico —. Advirtió Ray arrebatando el arco de las manos de Emma y sosteniéndolo con firmeza empezó a explicarle el procedimiento a Emma.

—Ah —. La pelirroja sonrió algo avergonzada —No sabía que terminaba en la parte de abajo.

Ray le miró incrédulo. —Me sorprendería que lo supieras, nunca prestas atención cuando te digo algo.
—Oh, vamos Ray, siempre te presto atención —. Se defendió agitando su arco -Ya listo- a los ojos de Ray, quien arqueó sus cejas. —Bien Emma, digamos que me pones atención, entonces ¿Que día será mañana? —, pregunto mirándole expectante a la respuesta de Emma que Ray de por si ya sabía que no obtendría, por que lo cierto del asunto es que ella nunca escuchaba a Ray a menos que se encontrara en un verdadero apuro.

—Ah... ¿nuestro aniversario de dos meses? —contestó a rastras esperando que esa sea la respuesta. —No —le miró rara. Aunque fuera su "aniversario de dos meses" como decía Emma, a Ray no le pudiera importar menos aquello. —Mañana será día de elecciones —añadió estirando la mano izquierda hacia adelante y la derecha hacia atrás manteniendo el control del arco con la izquierda y el control de la fecha con la derecha. Estaba practicando su puntería.

—Ah, claro, claro. Cómo puede olvidarlo, se supone que te postularás para delegado de curso como siempre — se dijo Emma así misma su frente con la palma de su mano. —No me voy a postular, ya me postule.
Dijo haciendo énfasis en la última frase. Con que amiga le había tocado tratar.

—Por cierto, estira más tu mano izquierda —le aconsejo al azabache, el le miró he intento estirar su mano izquierda más atrás y aunque lo logró la punta de la flecha se desaliño hacia la derecha.

—No mira, tienes que apretar más — añadió, acercando ha Ray y colocándose detrás de su espalda.
Se acercó a Ray lo más cerca que puedo, tratando de no pegar sus cuerpos y alargo sus brazos para imitar la pose de Ray. Cuando estuvo a la medida justa puso sus manos sobre las de Ray y movió la dirección hacia el blanco.

—Ves si aprietas más puedes controlar mejor el tiro —. Añadió.

Ella se encontraba sumamente concentrada, respiraba con tranquilidad y los latidos de su corazón eran suaves. Ray se había dejado llevar los primeros segundos por el toque de Emma, la chica lo hizo de una forma tan natural y serena que Ray no le prestó atención. Pero cuando Emma dejó escapar una pequeña respiración de sus labios y esa corriente de aire llegó a los oídos de Ray como un suave y cálido viendo, una corriente de electricidad muy similar a la que había sentido cuando Emma agarró su mano por primera ves. Recorrió su cuerpo completo. Provocando que el muchacho perdiera la concentración. Ahora sus latidos habían empezado a latir a una velocidad anormal, su rostro estaba colorado y el estaba conciente de eso y sus extremidades específicamente sus manos empezaron a temblar.

Cuestión de cinco minutos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora