Sunghoon un atemorizante y arrogante heredero y Jake un pequeño rayo de sol, trabajador y humilde con un pequeño y maravilloso secreto, colisionan en el recorrido de la vida, ¿Qué puede pasar? Si ellos solo tratan de sobrevivir un día a la vez.
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Después de una noche bastante extraña, Hoyeon siendo tímidamente posesivo con su Jaeyunie y Sunghoon siendo descaradamente posesivo con su Yuni, se despidieron.
Al día siguiente Jaeyun hizo su rutina diaria, despertó temprano, preparó a Hoyeon, el pobre pequeño seguía dormido cuando lo vistió, desayunaron y se dirigieron cada quien a sus responsabilidades no sin antes dejarse un monton de besitos por toda la cara, no se verían hasta la noche cuando Jaeyun salga de trabajar.
"Gracias a Dios la escuela de Hoyeon está cerca" agradece Jaeyun.
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—¿Y cuando es mi cita con Sunghoon?
Sunoo pregunta mientras se sentaba cómodamente en el área de descanso del personal.
Jaeyun se ahogó con su arroz, Jungwon palmeaba su espalda y Beomgyu le pasaba un poco de agua.
"Mierda" pensó.
Jaeyun se sintió la persona más egoísta y malvada del mundo.
Todos los trabajadores en el área de descanso esperaban su respuesta al igual que sus amigos.
—Verás, lo qué pasa es que... el... yo...
—Jaeyun y yo estamos saliendo. —contestó Sunghoon detrás de él.
Jongseong sonreía pícaramente acercándose a Jungwon lentamente quien tenía sus ojos bien abiertos. Riki reía a lo alto y Heeseung sonreía débilmente mientras que ahora quien se atragantaba era Beomgyu.
Jaeyun se levantó de su asiento rápidamente.
—Lo siento mucho Sunoo de verdad, no tengo justificación, debí decirte antes, ¿que puedo hacer para que me perdones? puedes golpearme si quieres.
—Jaeyun no te preocupes yo fui el idiota que te forzó sabiendo que había algo entre ustedes.
Sonrió débilmente y salió del lugar recibiendo miradas de lastima, algunas de fastidio y una mirada de curiosidad.
Jeayun sintió unos brazos en su cintura, Sunghoon lo tenía en un fuerte abrazo.
—No te sientas mal, ya pasará.
Sunghoon sabía que Jaeyun se sentía la mierda más pisada de la cuadra, así que lo consoló no importándole el lugar ni el tiempo.
Lo saco del edificio a un parque para que tomara un poco de aire.
—Amor, ¿ya te sientes mejor?
Asintió con un largo suspiro, tomando la mano de Sunghoon para atraerlo a un abrazo.
—Ya me siento mucho mejor.—dijo entre sus brazos.
Después de un tiempo, se encontraban en una banca enfrente de un pequeño y desolado lago, Jaeyun estaba en completo silencio.
—¿No sería mejor ir a consolar a Sunoo? El debería estar más triste que yo.— dijo con un puchero que inmediatamente fue besado por Sunghoon.
— Cariño no te preocupes por nada, de seguro no está solo.
Lo decía porque intuía que su hermano menor tenía una especie de atracción por el chico desde hace unos meses atrás, pero jamás dijo nada porque ya tenía conocimientos de los sentimientos de Sunoo por el.
—Sabes, sinceramente pensé que tú y yo no podríamos estar juntos no debido a ti o a mi y nuestros sentimiento si no a lo exterior, a lo que nos rodea. Cuando encontré a Hoyeon hecho bolita en un rincón de un callejón con hambre y sed, sin ropa abrigada en medio del crudo invierno con solo 5 años de edad pensé que toda mi vida sería dedicaba a que ese pequeño niño sucio, delgado y congelado viviera la mejor vida que pudiera tener. Quería ver cómo sería su sonrisa. Ambos hemos luchado mucho por salir adelante, el huía de su "casa" todos los días para ir conmigo y comer un poco, trabajo insaciablemente al igual que mi madre para que Hoyeon tenga estudios, ropa, comida y un hogar, yo de verdad quiero saber, ¿estás dispuesto a hacer sonreír a ese pequeño tanto como yo?
—Si no fuera así jamás hubiera ido a buscarte ese día en la noche.
—Sunghoon, te amo.
Sorprendido Sunghoon se abalanzó hacia Jaeyun, besando sus labios profundamente.
—Yo también te amo.
Jaeyun levantó la cara de Sunghoon entre las dos palmas de sus manos, pudo ver como lágrimas caían por los ojos de su Sunghoonie.
—Oouh, amor no, no llores, ven aquí.
Limpio sus lágrimas y lo abrazó dejando que Sunghoon enterrará la cara en su cuello, no importándole los mocos o que moje su ropa.
Sunghoon se separó un poco de Jaeyun limpiándose la nariz con su antebrazo.
—Yuni háblame de Hoyeon, ahora que tengo un hijo quiero saber todo sobre él.
Jaeyun sonrió, dándole un piquito empezó a hablar.
— Hoyeon es un niño muy alegre aunque bastante tímido, me tomo un poco de tiempo acercarme a él. Al principio le daba de comer en la tienda de conveniencia allí era el único lugar donde lo podía encontrar viendo desde fuera los estantes de comida. Comer un poco de ramen en las tardes fueron nuestras primeras memorias, después huía de su casa a esperarme en las noches para cenar algo así que le empecé a dar comida casera en casa, luego empezó a preguntarme cosas de su escuela, asistía pero irregularmente y con muy mala notas que provocaba muchos más golpes. Me preocupaba mucho cuando llegaba con moretones de su casa, lo denuncié a la policía pero nadie hizo nada, hablé con muchas personas y "autoridades" pero solo recibí indiferencia, tenía que salir de mis clases porque me llamaba llorando o en pánico, escapaba de la escuela cuando los niños le molestaban, tuvimos nuestras peleas pero siempre las resolvíamos hablando Hoyeonie es muy paciente y maduro, tuve que trabajar más porque tenía que alimentar otra boca, mi madre me manda plantitas y a veces Hoyeonie y yo hornéanos postrecitos aunque, ahora ya se ha convertido nuestro hobbie todo por ganar un centavo más, es duro pero vale la pena ver esa linda sonrisa. Así poco a poco el mismo fue llevando sus pertenencias a mi departamento, empezó a pasar más tiempo conmigo, comíamos, se duchaba, lavamos la ropa y dormimos juntos, nos volvimos inseparables.
Sunghoon lo escuchaba atentamente, lo tenia envuelto entre sus brazos.
—Me enorgullecen cariño, vamos a ser felices juntos te lo prometo.
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