Ilusiones perdidas

311 20 7
                                    


Cerca de una de las ventanas de una de las recamaras que se encontraba en una de las  parte mas altas del castillo de shin makoku, se encuentra recargado y observando hacia afuera, un rubio de ojos esmeraldas, de mirada triste y tratando con todo su ser de contener unas cuantas lágrimas que querían salir de aquellas dos esmeraldas.

A lado de él, se encuentra tomando su brazo con un fuerte agarre, una hermosa princesa adolescente de cabellos castaños, a la cual el hermoso rubio llama: su "preciado tesoro" o "su pequeña princesa".

Ella solo se limitaba a mirar a su padre, él cual  estaba soportando con toda su alma y corazón, no derrumbarse enfrente de su hija, no iba permitir que su hija lo viera mas deplorable de lo que ya estaba.

 Pero lo que él no sabia, es que ella también estaba sintiendo que el pecho se le estrujaba y a diferencia de su padre, ella si derramo algunas lagrimas de coraje y tristeza.

Él ya contaba con unos años de más, ya es un poco más alto y con facciones que ya no son las de aquel niño con cara de ángel que tuvo hace unos años atrás. Ahora, eran facciones de un joven adulto y aunque todavía mantenía  algunos rasgos finos que fueron heredados por su madre, ya no era más un niño, ahora ya era un hombre adulto y tenia que actuar como tal.

Aquel rubio de mirada triste, se quedo parado y recargado en la pared un rato más. Miraba fijamente por la venta todo lo que esta aconteciendo en el patio trasero del castillo, de lo que pronto iba a pasar y que no podía hacer nada ante lo que estaba ocurriendo allá afuera.

Suspiro hacia sus adentro y esbozo una sonrisa a pesar de que sus ojos mostraban una tristeza inmensa.

Volteo a ver a su hija dulcemente y le dijo con una pequeña sonrisa:

- andado mi princesa, sabes que tú eres muy importante para que estes en ese evento....y yo...- volvió a suspirar, pero sin quitar su sonrisa - seré uno de los guardias que lo guiaran al altar con su - callo un momento -su prometida- apretó sus ojos para aguantar sus lágrimas. Trago saliva, para luego pararse firmemente y pronto empezo a caminar para dirigirse a la puerta de la recamar. tenia que salir de ahí con su hija. Antes de que comenzara la celebración.

Volteo a ver el cuarto donde se encontraba, era el cuarto del Mao. Aquel lugar donde compartieron tantas cosas y recuerdos buenos y malos; sin olvidar las peleas que acontecieron ahí. Luego, simplemente sonrío para sus adentros.

Su hija le llamo por su nombre para sacarlo de sus pensamientos. – ¿Wolfram? – dijo con un tono bajo, mirándolo preocupada. Él la miro y se disculpó agachando la cabeza

– Gretta... tienes que limpiar esas lágrimas, no quiero que mi hija luzca terrible en este día tan especial- se acerco a ella y puso su mano en una de las mejillas de su hija. Y como si nada pasara, él le brindo una sonrisa de amor.

- ¿En verdad lo es? – Gretta lo miro con duda y un poco de enojada.

- Claro que lo es, no importa lo que sienta o piense, eso ya no importa. La felicidad de Yuuri también es muy importante. – le sonrío mientras sacaba un pañuelo de su chaqueta de gala para la boda y limpiaba las lágrimas a su hija. Luego le ofreció su brazo para salir y hacer acto de presencia, antes de que comenzará la boda real.

- Vamos Hermosa Gretta, tenemos que deslumbrar con nuestra presencia- le sonrío con picardía y complicidad.

- Definitivamente vas a opacar a la novia, tu eres una deidad, comparada con esa simple mortal – sonrío también Gretta con complicidad.

Wolfram sonrío con un poco de alegría, después del mal rato que acababan de pasar los dos.

- No digas eso, sabes que ella no tiene la culpa de lo actos que ha hecho tu padre...pero si, yo soy una deidad mas hermosa- ambos rieron un poco mas fuerte y con más alegría – bueno, es hora- abrió la puerta de la recamara para salir- andando "Hermosa princesa"-

Ilusiones perdidas de sueños y amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora