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      LA CELDA DONDE ME ENCERRARON ESTABA FRÍA. No se escuchaba ni un sonido, más que el de mi respiración. No sabía que había ocurrido en el camino hasta allí, solo recordaba haberme despertado atada de manos y pies, de tal manera que no podía moverme ni usar la fuerza.

     Nadie venía donde estaba. Solo veía a los mismos droides. Tal vez eran diferentes, pero no podía diferenciarlos. Cerré los ojos con fuerza. Mis pensamientos me estaban destruyendo. Trataba de no pensar pero el silencio lo hacía también.

     El General Grievous pasó dos días después. Estaba atada, con las manos atadas completamente atrás de la silla con los ojos cerrados, pero lo supe porque escuché su respiración.

      —¿Puedo preguntarte por qué no me has matado todavía?

     —Me sirves más viva que muerta, Storm—dijo él. Me di la vuelta y me puse de pie—. Debo admitir que hubiera preferido a Skywalker, pero de alguna forma logró escapar.

     Solté un alarido, ofendida.

     —¿Oh, tú querías al elegido? Lo siento, tendrás que conformarte conmigo.

     Él ignoró el comentario.

     — ¿Qué se siente que tu compañero te haya abandonado para salvarse a sí mismo el pellejo?

     Tragué saliva, con nerviosismo. Grievous pudo notarlo.

     —Yo hubiera hecho lo mismo—respondí, pero no pareció creerme. Él solo estaba tratando de ponerme en su contra, en contra de los Jedi—¿Qué quieres de mí, entonces?

     —Información—dijo y solté una carcajada.

     —¿Crees que yo te daría algún tipo de información?—inquiero—. Ni lo sueñes.

     —No esperaba que lo hicieras ahora—responde él. Detrás de él había un droide con una bandeja de plata con una serie de objetos de tortura—Pero lo harás.

* * *

     Anakin se despertó sobresaltado. Tenía imágenes en la cabeza, borrosas, que no podía describir del todo, pero estaba seguro que se trataba de Storm.

     Salió de su habitación con rapidez, acomodándose la ropa por el camino. Siguió por el pasillo hasta que vio a Amara, quien estaba con el Maestro Yoda y Obi-Wan. Se unió a ellos y la Maestra Blair se dirigió hacia él:

     —¿Tú también lo sentiste, Anakin?—preguntó ella—. Tuve una visión, pero no reconozco el lugar.

    Anakin asintió con la cabeza. Antes de agregar:

    —Creo que sé donde está Venus.

     —¿Dónde?—exclamó Amara.

     —No te diré, si quieren saber tendrán que seguirme—respondió mientras reía. Los Maestros no perdieron el tiempo y caminaron tras Skywalker. 

 

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sᴛᴏʀᴍ • anakin skywalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora