El cielo se veía cargado, las nubes mostraban señales de una inmensa tormenta una que el pueblo ya venía tiempo esperando pues la sequía abundaba y los cultivos estaban a punto de arruinarse esto haría que los dueños se empobrecieran, la tormenta ya había sido anunciada hacia un par de días, los agricultores se pusieron felices y yo aun mas pues seria el momento perfecto para cometer un crimen.
Soy el segundo hijo de una de las parejas más ricas del pueblo, éramos dueños de gran parte de él, mis padres estaban muy enfermos y no le quedaba mucho tiempo de vida era claro que todo lo que era de ello lo iba a heredar mi hermano mayor puesto que ellos así lo desean se jactan de que es su primer hijo y es el que mejor maneja las finanzas de la familia, es prácticamente el hijo "prodigio" odio esa palabra más de lo que lo odio a el, pero él servía para algo, ya que el precio de mi éxito era su vida, debía tomarla con mis propias manos era la mejor manera pero necesitaba un plan maestro uno que no pudiera salir mal. Días antes de la tormenta me encontraba desayunando en la mesa principal con el televisor frente a mí, me encontraba viendo las noticias aunque no era algo que me encantara solo lo hacia porque me gustaba estar informando
—En otras noticias, una gran tormenta se acerca al pueblo y gracias a esto los agricultores se sienten bastante contentos ya que podrán recuperar sus cultivos luego de la gran sequia que nos azotó…
Se escuchaba decir a la periodista quien también se mostraba algo feliz entrevistando a los agricultores, en ese momento algo hizo "clic" en mi cabeza, una sonrisa se dibujó en mi rostro pues era como si todo se estuviera alienando para el plan que aún no había pensado, mi mente no divago ni un segundo y se puso manos a la obra, entonces comencé a idear el plan maestro. Primero debía tener todos los objetos con los que iba a contar en ese momento, no debía ser algo difícil de manipular, tampoco que haga mucho ruido pues llamaría la atención de mis padres quienes dormían en la habitación de arriba, mi casa era algo grande y bastante cara, tenía varias habitaciones que no usábamos ya que solo éramos solo 4 , a excepción de dos o tres empleados, ellos no serían un problema se iban a dormir apenas terminaba su horario de trabajo sin darme cuenta había anochecido y debía cenar así que camine hacia el salón donde cenábamos
—Hola, me perdí en la lectura, lo lamento.
Me disculpe por la tardanza y me senté donde acostumbraba hacerlo, en frente de mi hermano, este me sonrió con ese rostro estúpido que tenia en esos momentos yo evitaba mostrar indiferencia y le sonreía igual
—¿Qué tal su dia?
Preguntó mi madre, no sabía que contestarle pues no le iba a decir que estuve todo el día planeando como matar a su hijo, a mi hermano
—Me encargué de algunos problemas en el otro lado del pueblo, había algunos protestantes, pero hice que se calmaran.
Nuevamente mostro su sonrisa tan patética que no hacia mas que molestarme e irritarme
—Yo atendí algunos negocios desde aquí, no requerían mi presencia.
Mis padres sonrieron a ambos pero yo sabía que estaban decepcionados de mi y orgullosos de mi hermano, siempre había sido así ya estaba tan acostumbrado a esto
—¡Hermano!
Su grito hizo que me despegara de mis pensamientos erráticos, al parecer estaba hablándome pero yo no le había estado prestando atención
—¿Si?
Indague mientras me llevaba comida a la boca esperando una respuesta a mi pregunta
—No te olvides que mañana debes acompañar a nuestra madre al hospital así puedan hacerle su revisión.
Asentí sin aportar nada más a la conversación, luego de unos momentos subí a mi habitación nuevamente donde intentaba dormir pero mis pensamientos no me dejaron hacerlo, eran tantas cosas y tan malvadas que en algún punto, me hicieron sonreír.
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Oscuro
General Fiction"Es en la oscuridad donde todas las historias de amor empiezan y también donde ocurren las atrocidades del horror"