Todo pasó de repente no tuve tiempo ni de reaccionar, comenzó cuando fui a ese maldito museo, si simplemente hubiera rechazado la propuesta todo sería distinto ahora, pero ya es demasiado tarde.
Mi nombre es Thomas vivo en Estados Unidos, toda mi vida me esforcé para encajar, quizás nací en el lugar equivocado nunca lo sabría pues no tarde demasiado en salir de mi país, unos meses luego de terminar mi cuarto año en la universidad, exactamente un 26 de diciembre, fui a Italia de vacaciones con un amigo, todo iba relativamente bien hasta un semana después de arribar en este hermoso país, caía la tarde y estaba disfrutando de un cálido baño cuando al salir me encontré con mi amigo que esperaba con una sonrisa
—¿Qué sucede?
Dije mientras alzaba mi ceja esperando una respuesta a la pregunta que me encontraba haciéndole
—Pues veras...desde que llegué estuve ansioso por conocer un museo y hoy parece ser el día indicado ¿Te parece?
Lo mire con cara de desagrado mientras pasaba una toalla por mi cabello mojado para luego dejarla en la ventana así pudiera secarse
—Un museo...¿Estás seguro? Nunca fui a uno, no se si quiero empezar ahora.
Camine hasta donde se encontraba mi ropa y comencé a cambiarme, aunque ya tenía puesta ropa interior, me puse mi pantalón y una remera para luego devolver la mirada a mi amigo
—Vamos, será divertido y luego podemos ir a comer a algún lado.
Al escuchar sus palabras vi como se acercaba hacia mi lentamente cuando su boca se juntó con la suya sellando un beso que claramente seguí por uno minutos
—Acepto...solo porque me lo pediste.
Luego de que el se despegara de mí me puse un abrigo y nos dispusimos a salir, estaba algo fresco el aire pero no hacía frío, caminamos un rato paseando de aquí para alla, el museo estaba algo lleno y no queríamos entrar ya que nos molestaba un poco el hecho de no poder caminar libremente, luego de unos minutos esperando el museo abrió sus puertas nuevamente para otra guía fue entonces cuando nosotros decidimos entrar al pasar un escalofrio recorrio mi cuerpo no entendi bien porque pero no resultó importante
—Gabriel...que cosas raras te divierten.
Gabriel se dio vuelta a mirarme y me saco la lengua, solo conseguí reírme, la guía había comenzado y para nuestra suerte el mismísimo dueño del museo nos la estaba dando, el hombre canoso, algo flaco y con una piel pálida tenía una vibra rara, yo no creía en ese tipo de cosas pero se notaba, al menos para mi, que algo esconde algo oscuro, la guía continuaba Gabriel parecía entretenido, yo por mi parte no veía la hora de salir de ese lugar puesto que no me agradaba en lo absoluto me sentía observado en todo momento algo que para nada me parecía bueno, al pasar por un cuadro que en el tenia un señor pintado creí ver que este movió los ojos sorprendiéndome al instante
—Mierda...Gabriel esa pintura se movió...
Señale con mi dedo a la obra mientras temblaba, aunque sabia que podia ser solo una idea mia
—No digas tonterías, eso es imposible.
Seguí con el recorrido durante unos minutos, al parecer en el que estábamos era el último ya que se estaba haciendo algo tarde y tenían que cerrar, sin que Gabriel se diera cuenta salió del recorrido dirigiéndome debido a que no podía aguantarme hasta llegar al restaurante, una vez allí hice mis necesidades tardando más de lo esperado, cuando sali todo estaba envuelto en absoluta oscuridad, naturalmente me extrañe y comencé a buscar a Gabriel junto con el grupo con el que nos encontrábamos, pero allí no habia nadie me encontraba yo solo en el museo, ni un solo guardia, completamente solo o eso creía yo.
Camine por casi todo el museo pero para variar alli no habia nadie, no tenía claro que hacer así que tome mi celular para poder llamar a Gabriel asi viniera a buscarme, extrañamente mi celular no tenia señal cosa que dificulta aún más las cosas, pero lo peor aún estaba por ocurrir, me senté cerca de una estatua para poder descansar puesto que caminar tanto me había sacado toda mi energia, tenía algo de sueño pero dormir no era una opción, el ambiente se notaba tenso y inconfortable, estaba en silencio, ni la brisa nocturna parecía colarse dentro, aun me sentía observado en la oscuridad sentía que algo se escabulle como esperando que me descuidara para tomar todo de mi
—Esto es una mierda...
Saque mi telefono y encendí la linterna así que podía guiar mejor, constantemente estaba dándome vuelta ya que detrás de mi sentia una presencia que no me gustaba pero como era de esperar de un escéptico como yo no le di importancia, continúe caminando hasta llegar a una puerta donde se lograba escuchar algo venir desde dentro de ella, lentamente me acerque y echando un vistazo tratando de ver algo pero fue ahí cuando lamenté haberlo hecho
—Te quedarás aquí para siempre y lo sabes...¿¡Verdad!?
No podía creerlo, el dueño del museo estaba hablando con una de sus obras de arte que tenía coleccionando pero de repente su forma cambió al igual que su voz, era un anciano con una piel que a la vista parecía desgarrarse, sus ojos eran carmesí al igual que la sangre, sus uñas crecieron notablemente y su voz era lo peor, parecía sacada del mismísimo infierno, me lleve mis manos a la boca intentando no hacer ningún ruido, luego me di media vuelta e intente encontrar una salida, llegando a donde todas las obras se encontraban me quedé absorto, todo estaba en silencio pero se podía escuchar una gran cantidad de voces que pedían auxilio, no sabia de donde venían, comenzaban a aturdirme, mareado intente sostenerme de algún lugar, pero al hacerlo un jarrón cayó al piso rompiéndose en mil pedazos este sonido evidentemente alertó al dueño del museo quien salió del cuarto con una sonrisa notable en su rostro
—Parece que tendrán otra compañía, ¡Excelente!
Sin pensarlo dos veces comencé a correr sin mirar atrás sabiendo que lo que me perseguía no era humano, a lo lejos logré divisar un escondite al cual con mucha prisa fui, al llegar tape mi boca nuevamente esperando a que lo que sea que fuere lo que me buscaba se alejara, al verlo pasar frente a mi el miedo aumentó cada vez más tanto que era insoportable, hasta que una idea llego a mi cabeza, el cuarto donde él se encontraba ahí posiblemente había una salida
«Debo arriesgarme, no conseguiré nada de esta forma»
Junte coraje y al verlo alejarse salí de mi escondite corriendo al cuarto tan rápido como pude mientras escuchaba los lamentos que provenían de lugares desconocidos, llegando al cuarto vi como el señor corría hacia mi tratando de atraparme entonces cerré la puerta y con un mueble que se encontraba al lado la trabe
—Bien...donde estas salida...
Mis ojos se movían hacia todos lados tratando de buscar una salida hasta que encontré una ventana pequeña por la que podía salir, el señor continuaba golpeando la puerta no quedaba mucho tiempo, patee la ventana y la rompió, al fin escapaba, tenía la mitad de mi cuerpo afuera cuando al mirar hacia atrás el rostro del señor me estaba tomando por los pies jalando hacia adentro
—Si la muerte es algo horrible, ¡la eternidad es algo que no tiene nombre!
Rio luego de decir eso, pero afortunadamente logré patear su rostro y escapar, corrí sin frenarme un solo segundo hasta poder sentir que estaba seguro, nadie me creería lo que esa noche me había pasado, ni yo lo hago, pero no puedo dejar de escuchar los lamentos de esas almas atormentadas para toda la eternidad y pensar que habrá gente que no podrá escapar como yo y se quedará ahí, en ese museo oscuro y silencioso.
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Oscuro
General Fiction"Es en la oscuridad donde todas las historias de amor empiezan y también donde ocurren las atrocidades del horror"