Capítulo 1: Aprensiones en una inestable rutina

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Era sábado, y Oikawa estaba en la entrada de Karasuno esperando a su pareja que estaba en entrenamiento con su equipo. Habían quedado en ir a un parque a tener un pequeño picnic, pasear y jugar un rato. Tobio se había dedicado el día anterior a preparar toda la comida, y él tenía la responsabilidad de ir a buscarla para luego ir directamente al parque, con las llaves que le entregó Miwa que jamás devolvió. Mientras esperaba, le mensajeaba a Kageyama que ya estaba ahí. A los pocos minutos salió aceleradamente el pelinegro que se acercó a él, tomó la muñeca del otro y comenzó a caminar rápido, alejándolos de ahí.

"Emmm... ¿Tobio?" Dijo algo confundido el castaño mientras era acarreado. Cuando ya estuvieron lo suficientemente lejos, el menor calmó el paso y lo soltó.

"¿Cómo se te ocurre quedarte en la entrada? ¿Qué habría pasado si alguien de Karasuno te hubiese visto?" Kageyama replicó molesto.

"Bueno, perdón, no creí que fuese para tanto."

"Pues, sí lo es."

"Tobio..." Oikawa tomó suavemente del brazo a su pareja para acercarlo a él y darle un besito en la mejilla. "Ya te dije que lo siento..."

"Bueno... está bien..." Murmuró el pelinegro con un sutil sonrojo mientras desviaba la mirada. Una vez que se recompuso, volvió a hablar. "¿Trajiste la comida?"

"Sí, aquí la tengo." El castaño dijo alzando una caja de comida. Partieron entonces rumbo al parque, bastante alejado de la preparatoria del menor, y se ubicaron bajo un árbol. Ambos ordenaron las cosas para luego sentarse a compartir en ese lindo lugar.

"Así que pasaron a la siguiente fase en el campeonato nacional."

"Ajá..."

"¡Ay, mi lindo Tobio-chan es famoso!" Exclamó Oikawa abrazando con un brazo a su pareja. "He escuchado a harta gente mencionar a Karasuno y a su 'armador genio de primero'." Terminó con orgullo para después darle un besito rápido, mientras el más joven solo negaba con la cabeza con una pequeña sonrisa en su rostro. "¿Quieres que te enseñe mi saque?" Le dijo de forma juguetona.

"Tooru, ya sé sacar..." Kageyama respondió en un tono aburrido, que contrastaba con su sonrisa.

"¿Tienes idea de cuánta gente mataría por estar en tu lugar y tener al gran Oikawa Tooru a sus pies?" Como respuesta, el pelinegro tomó una bolita de carne y se la metió a la boca forzosamente.

"Mejor come... Así antes podremos ir a practicar un rato."

Después de comer tranquilamente, comenzaron a jugar con la pelota en el parque. De vez en cuando, ambos intentaban hacer pequeñas maniobras para sorprender a su pareja, hasta que el juego inocente termina siendo una competencia por quien logra impactar más al otro. Ellos, y sus pequeñas aventuras que de alguna forma terminaban casi siempre en una competencia eran momentos preciados y especiales que no querían cambiar. Sin embargo, de repente, el pelinegro se detiene completamente para mirar alrededor, borrando la sonrisita de satisfacción que tenía en un segundo.

"¿Qué pasa?" Le preguntó Oikawa.

"Nada, solo confirmaba que estuviésemos solos."

"Bueno, estamos tan solos como podemos estar en un parque público..." Replicó con sorna el mayor, viendo que su pareja volteaba a verlo con una mueca de desagrado.

"Sabes a lo que me refiero..."

"Tranquilo, te estás preocupando por nada." El castaño dijo tomando la pelota. "Vamos, sigamos practicando."

"Bueno..." Con una última mirada por detrás de él, volvió a enfocarse en Oikawa. Después de algunas horas ahí, ambos partieron a la casa del menor. "¿Te quedas?" Le preguntó Kageyama mientras abría la puerta de entrada.

Destino incontrolable [Oikage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora