Capítulo final: El destino incontrolable por un sentimiento compartido

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Oikawa estaba junto a Kageyama en la sala de estar de la casa de los pelinegros viendo un partido volley un fin de semana que tenían a solas, ya que Miwa había salido hace unas horas. Finalmente, el partido se terminó y comenzaron a levantar la loza que habían ocupado para el panorama.

"¿Qué quieres hacer ahora?" Le preguntó el castaño mientras dejaba las cosas en el lavaplatos.

"No sé... cualquier cosa, supongo." Kageyama contestó despreocupadamente, cuando su pareja rápidamente lo aprisionó en un abrazo.

"No me digas eso así tan sugerente, Tobio-chan. ¿No ves que me tientas y tu hermana volverá pronto?" El pelinegro enrojeció de golpe, pero no quitó al otro.

"De hecho... Miwa me dijo que estaría todo el día afuera. Iría comer a un restaurante y luego a ver una película al centro." Susurró el menor mirando a Oikawa, quien se quedó totalmente quieto un momento. "¿Tooru?" Pronto, el castaño reaccionó besándolo con pasión mientras Tobio comenzaba a igualar el ritmo. Rompieron el beso y, después de mirarse a los ojos un momento, sonrieron para luego ir corriendo a la habitación del pelinegro.

En un instante, ya estaban besuqueándose sin contención en la cama, cuando Oikawa se detiene.

"Tú sabes que me encantaría seguir, pero si quieres que tomemos las cosas con más calma, solo dime, ¿está bien?" Habló dándole castos besos en su rostro.

"¿Qué? No. Vamos, sigue..." Le respondió el pelinegro intentando moverse para sentir la fricción contra su cuerpo.

"¿Estás seguro? Porque está bien si no quieres que-"

"¡SOLO SIGUE, ¿QUIERES?!"

"¡BUENO, YA!" Se apegó más al cuerpo del pelinegro, antes de detenerse nuevamente. "Pero, ¿de verdad estás seguro que quieres se-?" Pero Tobio acalló su pregunta con un beso. Tooru comenzó a refregar su pelvis contra la del otro muchacho, quien no hacía ningún esfuerzo por contener sus gemidos, lo que no era usual... es más, parecía que hasta hacía un esfuerzo extra por ser aun más sonoro. "Tobio, volumen..." Le advirtió. Sin embargo, la mente del pelinegro estaba concentrada en las sensaciones a lo largo de su cuerpo, cerrando los ojos.

Después de unos minutos, el pelinegro se aventuró a abrir los ojos, para encontrarse directamente con el rostro de su pareja. El castaño se mordía sutilmente los labios, en tanto estaba sonrojado. Cuando se percató que Tobio lo miraba directamente, comenzó a sonreír con ternura. Ese gesto hizo que el corazón del pelinegro diera un vuelco.

Con todo lo que había ocurrido con Nakamura, se dio cuenta de que no solo quería a Tooru, sino que lo necesitaba y que por eso le dolió tanto su lejanía. Al verlo mientras le sonreía con tanto cariño y algo de cuidado, le hacía recordar como fue que terminó enamorándose completamente de él... Porque incluso cuando peleaban le decía lo que importante que era para él y lo mucho que lo quería. Con Tooru, se sentía amado, cuidado, respetado... y la visión que tenía del castaño era majestuosa. Ese chico era verdaderamente bello, en todo sentido. Amaba las sensaciones que tenía junto a él, amaba estar con él, amaba competir con él, amaba la confianza que le hacía sentir, amaba sus detalles cariños, amaba su arrogancia infantil...

"Te amo..."

Oikawa dejó de moverse en el instante que oyó la confesión de Kageyama, quien pensó que tal vez había dicho algo erróneo y se puso nervioso, soltando todo el agarre que tenía sobre el castaño de forma temblorosa.

"¿Qué- qué dijiste?" Preguntó con un tono de impacto el mayor, mientras el pelinegro desvió la mirada sin saber que hacer.

"N-no sé... na-nada..." El de primero balbuceó sin verlo a los ojos. Por su parte, Oikawa, una vez que salió de su sorpresa, creyó que su corazón explotaría de felicidad.

Destino incontrolable [Oikage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora