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— Ah ~ ¡Ya Jennie, me duele!

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— Ah ~ ¡Ya Jennie, me duele!

La aludida soltó una última nalgada antes de alejarse escuchando las quejas de Rosé mientras sobaba  su trasero y haciendo un puchero molesto se acercaba a su novia para refugiarse en sus brazos, Jisoo mordió su labio para evitar reír al verle con una mueca infantil acariciando sus cabellos y sobando su cadera. Jennie las había golpeado a ambas después de que Lisa se hubiese ido desquitándose con ellas por haberle arruinado el momento. ¡Lisa iba a besarle de nuevo y ese par de metiches la interrumpieron!

— No sé porqué estás tan molesta de todas maneras — Jisoo habló nuevamente después de un corto silencio —, creí que te asustaba estar a solas con Lisa.

— Y nosotras sólo queríamos saber qué sucedía porque tú no quisiste decirnos.

— Parecías muy extraña... Más de lo normal y ya sabes lo chismosa que es Rosé, por eso las espiábamos.

— ¡Tú fuiste la de la idea, idiota!

— Pero tú también eres una chismosa, zoquete.

— No nos hubieran descubierto si tú no hubieras tocado mi culo, pendeja hormonal.

— No es mi culpa que tengas buen culo, imbécil culona — al verle abrir la boca para protestar agregó: —. Además bien que te gusta que te toque, sino no hubieras gemido, chiquita.

Jennie les miró cruzada de brazos, mordiéndose el labio inferior para evitar reírse al ver las mejillas de Rosé encenderse de inmediato.

— ¡Chiquitas las tienes!

Jennie dejó salir una fuerte carcajada al ver el rostro indignado de la castaña junto a su mano tocando su pecho dramáticamente.

— Ya está, ya valiste mierda. ¡Idiota, con mis pechos no te metas, estupida!
— Rosé chilló cuando de pronto se alzó sujetándole de la cintura para cárgala sobre su hombro y golpeó su espalda retorciéndose en un intento de obligarle a soltarle, pero otro chillido escapó de su garganta al sentir la nalgada que le propinó.

— ¡Bájame, bájame grandísima idiota!

— No seas muy ruda con ella, Jisoo — Jennie gritó al ver a la aludida abrir la puerta de la azotea con Rosé luchando sobre su hombro —. Mañana tenemos deporte y tiene que correr.

— Oops... que mala suerte para ti, clumsy.

— No Jisoo, en serio mañana el profe nos hace correr por toda la can-

Y dejo de escucharlas al haberse cerrado la puerta. De nuevo encontrándose sola en el tejado del instituto. Tomó una profunda respiración y acostándose miró él enorme lienzo azul sobre ella decorado con nubes esponjosas. Cerró los ojos sintiendo la suave brisa caminar por su rostro con delicadeza y sin querer la imagen de Lalisa Manobal acercándose peligrosamente a su rostro hacía un buen rato llegó ante sus ojos.

Frunció el ceño al recordarlo, pues que ella supiera Lalisa Manobal era heterosexual.

— Sí, claro. Heterosexual mis ovarios — habló en voz alta totalmente despreocupada, pues se hallaba completamente sola —. Maldita bastarda.

Soltó un suspiro pesado y cubrió sus ojos con su brazo sintiendo su rostro arder. Su corazón retumbó con fuerza y un cosquilleo le recorrió al recordar la sensación de los suaves y pomposos labios moldeándose contra los suyos como si fueran expertos, como si supieran lo que tenían que hacer para derretirle.

Y por un momento se sintió ridícula. Porque aunque fuese patético, ella siendo una joven de su edad nunca había besado de esa manera. Claro que había tenido alguna que otra sesión de besos antes, pero nunca como la que Lalisa Manobal había querido tener con ella tan... de otro nivel.

Los besos de Lalisa Manobal eran de otro nivel.

Los besos de Lalisa Manobal eran de otro nivel

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Por una apuesta ꨄ Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora