Capitulo 3

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—Felix— le hablo una voz moviendo su hombro para despertarlo — Felix vamos, arriba tienes que ver esto.

El rubio abrió los ojos topándose con aquellos ojos color chocolate que lo miraban sonrientes.

—¿Qué pasa? — el vampiro se sentó en el pasto de aquella llanura y miro a su amante curioso tallando sus ojos — ¿Es hora de irnos?

Ansel negó levemente y deposito un suave beso en su mejilla.

—Creo que todavía falta mucho para que amanezca, aun estas a salvo — el contrario asintió para alargar uno de sus brazos hasta conectar su fría mano con la cálida y suave mano del humano.

—Entonces para que me despertaste?

—Mira el cielo, toda la noche ha estado despejado y aun así no hay estrellas — Felix dejo de mirarlo por un segundo para girar su vista hacia arriba admirando el azul oscuro sobre ellos.

—Es cierto, no hay estrellas.

—Te las has robado tu.

—¿Que? — pregunto el vampiro mirándolo confundido

— Si — aseguró Ansel acercándose a él, tomándolo de las mejillas y comenzando a depositar besos por su rostro — Están en tus mejillas, en tu nariz y en tus orejas también, incluso en tu frente hay algunas, al igual que en tu espalda.

En aquel momento Felix realmente agradecía que la sangre no corriera por su cuerpo, estaba muy seguro que si fuera de esa manera, su rostro estaría tan rojo cual tomate. Miro a Ansel a lo ojos y no pudo evitar sonreír, jamás entendería como, ni el porque, solo sabia que se encontraba inexplicablemente enamorado de aquel humano que lo miraba con devoción y amor, de aquel humano que jamás temió ante él aun cuando sabia la verdad que oculto por tanto tiempo.

Sin frenar sus instintos, el vampiro se acerco a aquel castaño depositando un suave beso en sus labios, beso que fue correspondido casi en seguida y que pronto más como este le siguieron haciendo que cayeran de nuevo sobre aquella manta que Ansel había insistido en traer, ambos rieron a mitad de este y el rubio los rodó un poco para que el humano quedara sobre él.

—Te quiero — susurro Ansel escondiendo su cabeza en el frío cuello y depositando un beso en este.

—Lo se, yo también te quiero.






Cuando Felix abrió sus ojos lo primero que noto fue que aun se encontraba tirado en el suelo de su habitación se sentó derecho y rápidamente busco con desespero a su amante cuando cayo en cuenta que todo aquello había solo un sueño, un recuerdo del pasado que aun llegaba a atormentarle. Supuso que en algún punto de la noche, cuando dejo de llorar, el cansancio causado por el ataque y la bruma de emociones que había estado evitando le golpearon, su cuerpo no lo resistió más y se desmayo en el suelo.

Miro el reloj que había en la pared, 7:00pm.

—Mierda, dormí todo el día — susurro para si, soltó un pequeño suspiro y fue hasta la cómoda que estaba frente a la cama, tomo una de sus ligas y ató su cabello.

Tomo su celular y chisto la lengua cuando noto que a este se le había acabado la batería. La verdad es que no lo utilizaba con mucha frecuencia, al igual que la computadora que Sifir le había convencido de comprar aun no se acostumbraba mucho a todo aquello. Conectó el móvil a la corriente y fue hasta su armario para prepararse para el viaje que tomaría esta misma noche.

Coloco la maleta en la cama y fue hasta su closet, conocía muy bien a sifir, sabia que el pelinegro no lo dejaría ir hasta después de pasar toda la semana con él ademas de que no pretendía tomar un avión infestado de humanos para regresarse a Londres así que tomo todo lo necesario.

The Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora