Capitulo 4

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Iban a mitad de vuelo cuando Félix decidió levantarse a estirarse, aun les faltaba unos miles de kilómetros y mantenerse sentado en aquella silla le estaba desesperando un poco. Nunca fue muy bueno para mantenerse quieto por mucho tiempo. Se quitó los auriculares dejándolos en la consola del aeroplano y se levantó, Sifir lo miró curioso y él solo le sonrío posando su mano en el hombro su hombro, dando un leve apretón cariñoso.

—Ahora regreso.

Fue todo lo que dijo saliendo de la cabina. Al salir caminó por un corto pasillo topándose con la puerta que daba hacia la sala de los pasajeros, se asomó por la pequeña ventana circular que había en medio de esta y sonrió un poco al ver a ambos neonato platicando entre sí, del otro lado de la puerta.

Él jamás había tenido un "hijo" o Elev como normalmente se les llamaba. Claramente Henry y Olivia no contaban, nadie sabía de su existencia; a excepción de Sifir, quien al principio lo regañó por haber acunado a dos crías humanas y darle su apellido a una de ellas. Pero después de mucho tiempo los aceptó y de vez en cuando los llamaba "Sobrinos" de forma cariñosa. Félix sabía que debía mantener a ambos humanos ocultos de su mundo, si algún vampiro llegase a enterarse —sobretodo alguno perteneciente al consejo o a la Daga negra—, podrían tomarlo como su debilidad  y ocasionar algo que no quiere ni siquiera llegar a imaginar.

Félix estaba seguro que no podría volver a recuperarse de la muerte de alguien más y que el perder a esos dos humanos sería igual al perder la vida misma. Es por eso que jamás quiso un Elev, además de que no se sentía capaz de entrenar, enseñar y proteger a alguien más.

Entró a la sala y rápidamente ambos neonatos sintieron su presencia y esencia, el más joven, Jeogin, se tensó haciéndose más pequeño en su asiento; y Seungmin, aquel chiquillo de rostro serio, volvió a analizarlo midiendo sus intenciones mientras sus rojos ojos tomaban un color más intenso y disimuladamente pasaba una mano enfrente del más pequeño, como si estuviera protegiéndolo de lo que pudiera llegar a suceder.

Félix quiso reír, era obvio que no haría nada en contra de ellos pero entendía la situación en la que se encontraban y lo que habían vivido desde que los convirtieron. Él mismo había pasado por ahí cuando Bemus lo convirtió contra su voluntad  y después lo desechó como un trapo sucio, al igual que ellos gracias a Sifir pudo sobrevivir; así que tan solo se limitó a sonreírles amablemente y sentarse frente a ellos de otro lado de la mesa.

—¿Que quiere? — pregunto Seungmin, el rubio se encogió de hombros percibiendo el tono hostil en la voz del neonato,  cualquier otro vampiro de algún alto rango al igual que él y con mucha menos paciencia de la que Félix poseía lo hubiera puesto en su lugar. Pero él tan solo se limitó a sonreír encogiéndose de hombros, no había necesidad de reprochárselo, ya lo haría Sifir en algún momento.

—Solo quería saber si ambos se encuentran bien —Ambos chiquillos asintieron—. Bien eso era todo.

Felix estaba a punto de levantarse de su lugar cuando el más joven de los neonatos habló.

—¿Es cierto que Sifir lo rescató al igual que a nosotros? — preguntó Jeogin.
El rubio lo miró con el rostro serio y asintió un poco, aquella era una de las tantas etapas de su vida que no le gustaban recordar, y que prefería mantener en lo más profundo de su memoria. Aunque tenía la corazonada de que su experiencia podría, o tal vez no,  ayudar a ambos jóvenes.

—Sí, lo hizo —Comenzó recordando un poco del pasado—.  No sé cómo lo maneje el consejo ahora, tiene algunos años que me he desaparecido; pero en aquel entonces a los "no deseados" nos mantenían encerrados en una especie de cárcel o calabozo. Recuerdo que estaban a punto de matarme, cuando Sifir apareció en medio de la ejecución, interrumpiéndola y salvándome.

The Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora