VII

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Desperté con el corazón deseando salirse de mi caja torácica. Es decir, me desperté... algo eufórico, pero aún así, no me moví de mi posición original. Simplemente me quede así, quieto.

Mi mente comenzaba a despegarse de aquel sueño, permitiéndole a mi cuerpo regresar lentamente a la realidad. Esto me llevó a una pregunta.

"¿Dónde mierda estoy?"

El techo era amarillento, algo abandonado. Eso no me daba demasiados indicios. Me senté, con algo de dolor muscular en mi brazo izquierdo y uno muy ligero en el cuello. Una luz de tonos verdes producto de las fábricas aledañas se filtraba gracias a una ventana colocada detrás de la cama.

Frente a mí, se encontraba un tocador blanco decorado al puro estilo Powder, al igual que las paredes. Pero ese no era el único detalle, no. Un cuchillo se encontraba clavado sobre la mesa de aquel mismo mueble y debajo de él se distinguía un trozo de papel. Una nota, quizá.

Con la curiosidad a flor de piel, me puse de pie y caminé allí. Acomodé la silla y me coloqué ahí. Quité el rústico cuchillo con un mango creado a base de cintas y metal, disponiéndome a tomar aquel papel.

Era una nota.

¡Bienvenido de vuelta!

¡Me aseguré de que nadie aquí intente matarte! Después de todo, este fue nuestro hogar alguna vez.

En caso de que te preguntes sobre mi (obvio que te vas a preguntar sobre mi) estoy haciendo mis trabajos de paisajismo.

A la noche te quiero en el bar,

JINX.

Estaba en La Última Gota.

Antes de abrir esa puerta, quería echarme un pequeño vistazo, aprovechando el espejo. Me quité mis prendas superiores y las dejé sobre el respaldo de la silla. Efectivamente, continuaba en forma y afortunadamente no poseía ninguna herida de gravedad en el torso.

Al sentarme nuevamente, noté un detalle en mi frente. Unas vendas colocadas salvajemente pretendían cubrir una pequeña herida. Pero aquello no era lo sorprendente, si no que sobre esas vendas, estaba escrito "JINX" con un crayón rosado.

Recordé todo lo sucedido en su guarida.

"¿Qué significa?"

- Ah, soy demasiado estúpido para descifrar intenciones. - Murmuré -

Resoplé y con cierto desgano volví a vestirme. Luego de la explosión de la costa, La Última Gota se había convertido en un pequeño antro de perdición. Realmente dudo que este continúe siendo nuestro "pequeño escenario". Sonreí. Aquellos increíbles recuerdos invadieron mi cabeza.

Los chicos junto con Vander, fueron una pequeña salvación para mí. Si bien no era de una gran utilidad (Mylo era el único que me lo remarcaba constantemente) me agradaba pasar ratos con ellos. Especialmente con Powder. Junto con ella solíamos utilizar un antiguo y desafinado piano como instrumento y cantábamos acompañados de las melodías creadas por nosotros mismos. De alguna manera, nos entendíamos.

Pero todo eso se borró apenas recordé que debía cruzar esa puerta. Podría quedarme aquí hasta la noche, pero los pocos rayos del sol que se filtraban de la superficie me hacían saber que la luna sería la protagonista del cielo dentro de poco. Además Powder (o Jinx) no especificó el horario. Solo dijo "la noche", y "la noche" tiene muchas horas.

- Debo bajar.

...

- El antro de la perdición. - Dije en un amargado suspiro -

Tantos Años... (1er Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora