VIII

146 20 0
                                    

- Te encuentras con vida solo por Jinx.

- Créeme, ambos lo estamos de no ser por ella Silco.

El tuerto suspiró y se dirigió al muchacho para ordenar una bebida. Dios, que incomodidad.

"¿Para esto querías traerme, Jinx?"

- ¿Dónde está Jinx?

- No es de tu incumbencia. - Respondió secamente -

- ¿Sabes a qué hora regresa?

- No es de tu incumbencia. - Dijo nuevamente -

- Gracias por la información, muy útil. ¿Te dijeron que eres algo monótono?

- Cierra la boca.

Tomó su vaso de forma agresiva para luego levantarse e irse del asiento. Presté nula atención a su destino y continué en lo mío. Respecto a Jinx/Powder, hace tiempo que la noche se encontraba presente, pero ella no.

Me separé de la realidad nuevamente sumergiendo la atención en mi mente. Ni bien comencé a bucear en mis pensamientos, miles de preguntas se presentaron.

"¿Sigue siendo Powder la misma persona de la que me enamoré? ¿Realmente la amo o añoro un recuerdo lejano? ¿Sería capaz de estar con Powder... y Jinx? Su mente está rota, sí, pero no del todo. Podría arregl- no. ¿Qué es ese pensamiento idiota?"

Todo lo que puedo hacer es acompañarla.

Todos cambiamos. Vi también lo hizo, y bueno, yo... también. Es estúpido pensar que solo Powder lo hizo y que debido a eso no la deberíamos aceptar. Ninguno de los tres atravesó situaciones agradables.

Pero respondiendo a mi pregunta... si, aún la deseo. Aún siento lo que sentía, incluso con más fuerza.

"No puedes vivir solo por ella."

Ah... qué me importa. Dejémoslo así, no quiero pensar más sobre ello.

El crujido de la puerta junto con la repentina desaparición de las luces me arrancó bruscamente de mis charlas mentales. Al pasar unos segundos, noté que además de las dos cosas anteriores, las personas se habían esfumado.

Justo cuando decidí levantarme del asiento oi unos pasos detrás mía. Me detuve en seco para luego sentir la presencia de alguien unos centímetros detrás mía. Al segundo el tacto de unas frías manos frente a mis ojos dispararon los latidos de mi corazón.

- ¿Quién soy? - Canturreó una conocida voz -

Resoplé aliviado.

- Ah, Jinx. Un gusto saber que eres tú.

- Adivinaste. - Cantó nuevamente, pero esta vez susurrando a mi oído - Ya preparé tu recompensa.... pero primero lo primero.

Su mano izquierda se recargaba en mi hombro y a su vez la derecha desapareció, solo para luego aparecer con un elemento punzante sobresaliendo del espacio de sus dedos.

- Nos vemos en unos minutos.

Aquella cosa se clavo en mi pecho, dejando entrar un líquido. Casi instantáneamente caí rendido en su pecho.

Tantos Años... (1er Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora