Hechiceros y asesinos

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-Te tengo..- susurró Amelia para si misma.

El camino que siguió con el rastro de Misterio la llevó a una bodega a las afueras de la ciudad. Era curioso que él eligiera un sitio como ese para ocultarse.

Dejó la mochila en la entrada. Cualquiera hubiera pensado que Amelia se detendría, que pensaría en las consecuencias de sus acciones. Pero la decisión estaba plantada en su rostro.

Entró sigilosa, preparada mentalmente. Para su sorpresa, Misterio la esperaba en medio de la habitación. Sentado en una silla con una expresión pacífica.

-Wow, pensé que te tomaría más tiempo llegar.-

-No lo pensaste bien.-

-Eso veo.- Sonrió.- ¿Y los demás?-

-Nadie más viene conmigo. No los necesito para esto.-

-Es curioso, eso mismo dijo él..-

-Con él te refieres a ...El mismo que nos trajo aquí ¿No?- Por un momento la mención del desconocidos involucrado la desconcertó.

-Si... Es un hombre muy sabio, sabía que caería primero Octavius. Que diría mis planes.. y era cuestión de lógica que tu vendrías.-

-Y aquí estoy.- Amelia frunció el ceño.

-Tan adorable como siempre.- Soltó una carcajada.- Pero debo admitir que no creí que fueras tan ingenua para venir tu sola.-

-Soy lo suficientemente fuerte para enfrentarte.- Con cada paso que daba, cautelosa. Podía escuchar a su abuelo con claridad. Cada enseñanza y lección ardían en su mente. Los cortes y moretones en su cuerpo eran la prueba viva.

Quería asesinarlo, sin embargo no fallaría a la memoria de su abuelo. Si de un combate peligroso se trataba, el mayor de los Cooper tenía una lista de especificaciones a seguir. Amelia las trazaba en su mente.

Involucraba dolor el proceso, pero el final sería satisfactorio. Y con Quentin, no le llevaría mucho tiempo por desgracia.

 Lo alargaría lo más que se pudiera.

-Aunque al principio sentía cierta... Lástima, mis ordenes fueron muy específicas. Desaparecerte del mapa..-

-No me hagas reír.-Dijo seria

-Y te has vuelto tan molesta, con esa actitud de superioridad. Que ahora la idea me agrada.-

-Hazlo.-Levantó las manos.- ¿O no puedes? insinúas que me atacarás y no lo has hecho.-Sonrió. Beck se había puesto metafóricamente, la soga al cuello.

-Tu lo pediste, espero que dejaras todas tus cosas en orden. ¡Qué lástima!-

Misterio corrió hacia ella, al parecer sus instrucciones no eran tan claras como lo pensó Amelia en un principio.

Su primer ataque no fue con magia, levantó su puño y golpeó su rostro. Ella escuchó algo crujir. Pero se mantuvo firme, no atacó.

La tiró al suelo y con un hechizo sujetó sus manos al piso. Una de las manos de él se prendió en fuego amenazándola.

-¿Lo ves? Y sin necesidad de conjuros complicados como los tuyos... Después de mi pequeño roce contigo, él me dio más poder. Debería agradecerte, me diste el conocimiento para vencerte.- Acercó el fuego a su cara.- Me parece poético que tu causa de muerte sea el fuego. En este universo, así murieron tus padres. Pero.. tal vez elija otra forma. Ahora puedo hacer que veas tus peores pesadillas ¿Sabes?-La pelirroja soltó una carcajada.- ¿Te parece divertido? ¡Estas a punto de morir!-

Amelia Cooper: Into The SpiderverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora