"Los jóvenes de hoy constituyen la generación del SIDA. Nunca han conocido un mundo sin VIH. Millones de ellos ya han muerto. Pero para los adultos y los jóvenes mismos de la epidemia entre estos últimos permanece casi invisible. Para detener la propagación del VIH/SIDA se necesitan estrategias globales centradas en la juventud", decía con una inspiración magistral un catedráico de la preparatoria, pero yo estaba más interesado en conciliar una tregua entre mi cuerpo y el descanso. "Más de 60 millones de personas han sido infectadas por el VIH en los últimos 20 años, y aproximadamente la mitad de ellas se infectaron entre los 15 y 24 años de edad".
Un papel remojado en agua que me arrojaron a la cabeza me hizo despertar, volví la mirada a todos lados intentando adivinar la procedencia. Tania, a mis espaldas, reía, en tanto que Olga , su inseparable amiga, estaba visiblemente molesta.
-Pon atención - me dijo.
"Los atributos físicos , psicológicos y sociales de la adolescencia contribuyen a que los jóvenes sean particularmente vulnerables al VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Los adolescentes por lo común no pueden comprender enteramente el alcance de su exposición al riesgo. La sociedad suele llevar a que aumente el riesgo que corren los jóvenes al dificultar que éstos aprendan lo relativo al VIH/SIDA y la salud reproductiva. Además, muchos jóvenes son socialmente inexpertos y dependen de otros," continuó la aburrida platica que me estaba arrullando cada vez más. Después, se hizo el silencio, parece que me quedé dormido porque en cuanto salté de susto en el pupitre, todo a mi alrededor ya estaba vacío, mis compañeros estaban en el receso comiendo su almuerzo. Me incorporé, tomé dinero de mi mochila y fui a reunirme con ellos.
-Qué mala onda, ¿por qué no me despertaron? - pregunté.
-Lo hicimos - dijo Tania-, o mejor dicho, lo intentamos, porque a decir verdad, nada te podía despertar.
-¿Y no se dio cuenta el catedráico?
-José, qué pregunta, es obvio que se dio cuenta el catedráico, pero descuida, no dijo nada.
Tania tenía el don de tranquilizarme, y es que la cruda de anoche ya estaba haciendo efecto.
-Deberías dejar esas desveladas, José -dijo Olga entrometiéndose como era de costumbre-,no te llevarán a nada y, por el contrario, sólo te traen problemas.
-¿Tú que sabes?
Tengo que admitir que me comporté de un modo déspota, pero en esos instantes no lo pensé, sólo me dejé llevar por el impulso de responderle algo a esa metiche. Los cuates ya me esperaban al otro lado de la cancha, así que fui a la cooperativa por un refresco y unas galletas, una combinación poco usual pero regular en nosotros. Un saludo al estilo "pandilla" me unió a la banda.
-¿Qué hay? -dije, tratando de averiguar si tendríamos una fiesta en la noche, o por lo menos una reunión donde abundaran las cervezas.
-Nada -respondíó Toño-, Sergio tiene que estudiar porque reprobó Física.
Sergio, todo un cabeza de teflón, siempre nos arruinaba las fiestas, yo estaba realmente molesto, tenía una cruda de aquellas que no se bajan ni con un Tehuacán y aspirinas, más bien necesitaba una cerveza para curármela, pero ni hablar, esa noche, por más que quisiera, no se podría.
Al llegar a casa me tiré en el sofá, de ahí nadie me pudo mover, ni si quera el llamado a la mesa para comer. Ya por la tarde subí a mi recámara y me conecté al chat, ahí me encontré a Tania, ¡qué linda niña!, si no fuera porque le falta pecho y trasero; yo las prefiero llenitas, que haya suficiente de donde agarrar, tal vez esa sea la razón por la que no me animo, por mucho que me guste, a hacerla mi novia, sería una relación muy insípida y ya no estoy para andar de "manita sudada". El año pasado perdí la virginidad, si así se puede decir en los hombres, con Laura, una chica de tercero de preparatoria, yo iba en primero, y ahora que voy en segundo año llevo el merecido récord de acostarme con diez chicas.
