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Dani le temía a la sociedad, sobretodo lo que dijeran por gustarle las chicas. Era feliz con Abril, pero simplemente tenía miedo sobre lo que la gente dijera. Estaba siendo una prisión mental, una de la que no podía salir, porque parecía que la llave había desaparecido y nunca más la hallo.
O peor aún. Tal vez nunca hubo llave que la pudiera salvar de su celda, fría y solitaria cual carretera durante la noche.
La chica iba directo a la casa de los Hidalgo, ya que, Abril era una Hidalgo más. Al llegar, tocó la puerta dejando ver a la chica con una gran sonrisa en el rostro. Era eso lo que hacía que su celda se calentara, como si siempre estuviera en invierno, pero al mirarla, el verano empezara a asomarse por los barrotes y la envolviera en calor profundo, quitando todo rastro de frialdad en ella.
—Hey linda— la tomó de los hombros para darle un tierno beso en los labios—. Pasa— agarró su mano para adentrarla a la gran casa
Dani saludó a Ares y Claudia, que se encontraban viendo una película en la sala de estar. Después, las dos chicas continuaron su camino directo al cuarto de la Hidalgo menor, y se sentaron en la cama, frente a frente.
—¿Cómo ha estado la escuela?— habló Abril mientras miraba con interés a su chica
—Bien, Joshua nos ayudo a estudiar con los exámenes.
—Que bien, la universidad es una mierda total— Abril refunfuñó—. Te extrañe.
—Yo igual— acercaron sus rostros y se fundieron en un beso, donde expresaban el amor y cariño que se tenían
Abril colocó su mano en la mejilla de su novia, tratando de difundir el beso. Dani se subió al regazo de la chica Hidalgo mientras que ella acunaba su rostro entre sus manos. Cada toque la hacia sentir bien, la hacía sentir en casa. Algo que no podía encontrar en la suya.
—Abril, Claudia pidió que si le ayudabas con los deber— Ares interrumpió, entrando al cuarto de su hermana sin siquiera tocar—. Y-yo...¿e-eres...?— abrió los ojos a tope, balbuceando
Digamos que al ser novias, decidieron no decirle nada a su familia hasta que estuvieran listas. El temor que las dos le tenían a su familia, más a sus padres, las llevó a no decir absolutamente nada acerca de su relación. Con nerviosismo, las dos se separaron rápidamente tragando duro.
—Puedo explicarlo, Ares— Abril se levantó de la cama para ir a con su hermano
—¿De qué? ¿Qué eres lesbiana?— la chica bajo su cabeza mientras aprisionaba su labio inferior entre sus dientes para evitar que temblaran
—Ares, nosotras nos amamos y-y...por favor no le digas a mamá.
Algo que le sorprendió a Abril fue el abrazo que le dio su hermano mayor. Ares acarició la espalda de su hermana con cariño.
—Te apoyo, hermana. Eres mayor para tomar tus propias decisiones y sobre tu sexualidad— besó su frente—. Además, ya lo sabía— miró a Dani quien se encontraba un poco sonrojada
—Mucho cariño. Déjanos solas— se separó del pelinegro y lo sacó de su habitación cerrando la puerta—. Eso estuvo...
—Si, todo, supongo— volvió a sentarse en donde estaba anteriormente
—Estaba pensado que si le digo a mi madre...¿crees que me odie? Peor, si salimos agarradas de la mano a la calle o algo por el estilo, ¿la gente nos tachara de pecadoras?— y ahí estaba de nuevo, arrinconándose en la esquina mas oscura de su prisión del miedo
—¿Por ser lesbianas?— asintió—. Tal vez, pero tu madre no te odiaría por tu sexualidad, cielo. La gente tiene diferentes pensamientos a los nuestros. A lo mejor solo hagan caras o murmuraran sobre nosotras o...porque existe que una mujer pueda estar con otra mujer. Pero eso no importa, lo que importa es nosotras, hay que concentrarnos en nuestra relación, sobre cuanto nos amamos y queremos, porque créeme, te amo incondicionalmente, cariño— Dani sonrió para luego besar los labios de su novia
—Yo también te amo, más que a nada en este mundo— murmuró sobre sus labios
—Además, no me importa lo que la gente diga cuando estamos juntas— Dani rió levemente
No hay duda que esas dos se aman, tampoco hay duda de que su relación tiene futuro. Uno muy prometedor, a decir verdad.
Y si era así, el miedo se disiparía tarde o temprano
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