Si solo llegaran a enterarse. Ustedes... ¿Me seguirán queriendo de la misma forma? O ¿Me mirarán como si estuviera sucia?
No los culparia. Yo, ya me veo de esa forma, cada día en el espejo. Recordando.
Pero... por favor no lo hagan.
No podria sopor...
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Sakura despertó sobresaltada, el sonido de algo rompiendose fue tan alto que logró perturbar su ligero sueño, miró a un lado, Mikey-sama seguía dormido mientras abrazaba su cintura, sus ojos esmeralda no pudieron evitar mirarlo de más, el realmente era atractivo.
Pero seguía siendo un hombre, el que la compró.
Y que de manera indirecta la saco de aquél infierno.
Apartó un mechón albino que tapaba una parte de su rostro, puso su mano en su mejilla y se preguntó ¿Cómo llego a ese estado tan deprimente, el cuál era como una nube lúgubre de soledad que se posaba en su persona? No tenía respuestas, pero lo que sea por lo que aya pasado al albino debió haber sido duro.
Sus párpados temblaron.
—¿Por que me ves tanto? —salió la pregunta de la boca de Manjiro, sus ojos se abrieron y ella no pudo evitar estremecerse ante su fija mirada, la había descubierto.—¿Que hora es? — volvió a preguntar al verla muda.
—Es más de medio día, Mikey-sama. —respondió, ignorando la primera pregunta del Sano. El asintió y se acurruco más en su pecho. Sakura un poco insegura llevo sus mano a su cabeza, acariciando sus cabellos, contemplandolo.
Tal vez se quedarían un rato más en aquella cama, el día era largo, o más bien tarde..
Pero el sonido de su estómago hambriento la detuvo, pero cómo no hacerlo si no había provado bocado desde hace como dos días, y tampoco era como si un pan duro y un vaso de agua llenará su estómago. Mikey levantó su mirada grizasea con una ceja alzada.
—¿Tienes hambre? — quiso saber, aunque estaba mas que obvio, la vio asentir con la cabeza suavemente y se levantó sujetando su mano. —Ven, iremos a la buscar algo para comer abajo.
Ambos bajaron de la cama, mikey seguía sujetando su mano guiandola hacia la puerta, la pelirosa tenia sus ojos esmeralda fijos abajo, mirando sus pies descalzos. Salieron de la habitación y caminaron por un pasillo con varias puertas, sakura supuso que eran más habitaciones, desconocía si estaban ocupadas.
Su mirada curiosa no pudo evitar mirar las paredes, tapizadas de color azul con patrones de azul oscuro, al final de pasillos una gran balcón esperaba, mostrando el piso de abajo, las escaleras se dividían en dos caminos uniéndose al comienzo de estas, los dos bajaron por el de la izquierda. Arriba de ellos colgaba un gran candelabro dorado hermoso y brillante con algunas joyas y perlas.
—Simplemente presioso.. —pensó ella.
Al estar abajo mikey la siguió guiando hacia una habitación, sus ojos se abrieron un poco demás al ver una gran cocina totalmente equipada, con un refrijerador de dos puertas y con vista hacía lo que sería un mini comedor de para aproximadamente diez personas.
