Si solo llegaran a enterarse. Ustedes... ¿Me seguirán queriendo de la misma forma? O ¿Me mirarán como si estuviera sucia?
No los culparia. Yo, ya me veo de esa forma, cada día en el espejo. Recordando.
Pero... por favor no lo hagan.
No podria sopor...
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"Juguete"
...
—Eh... yo, siento interrumpir.— se escuchó su voz dulce desde la puerta y todos giraron a ver a la nueva persona que había llegado. —Mikey-sama necesita comer y...
—¡Princesa! Ya habías tardado en aparecer...—dijo Ran con una sonrisa ladeada mientras se levantada e iba hacía la pelirosa, la abrazó por los hombros y dejo salir el humo cerca de su rostro. —¿Que necesitas? Solo pídelo y se te será dado.
La mujer que estaba aún en el suelo apretó los puños y fruncio el seño al ver a la mujer.
Una bella joven de piel blanca como la nieve, con un rostro de facciones sinceladas y hermosas joyas jades como ojos, sus labios tenían un color rosado tirando a rojo haciendolos apetecibles y tenía una hermosa figura reloj de arena que la hacían ver como si fuera la reencarnación de una Reyna o divinidad.
Era una belleza completamente exótica y fuera de lo común.
Y ella la malditamente envidiaba.
Con el orgullo dolido tuvo que admitir para si misma que era demaciado bella y la pijama que traía puesto la hacía ver sumamente inocente y encantadora a la vista.
¡Era jodidamente hermosa!
Y el prototipo de mujer que les gustaba a los hombres.
—Tks.— la lengua esfadada al verse ignorada.
—B-Bueno... Mikey-sama tiene hambre, así que baje por un poco de comida. —trato de explicar la pelirosa, mientras salía de la estupefacción al ver al hombre que era casi idéntico a ella frente a si misma.
Sanzu tenía sus ojos azules bien abiertos mientras observaba los rasgos de la joven, su larga cabellera rosa pastel, al igual que sus cejas y sorprendentemente también sus largas pestañas. Se podría decir que era una versión femenina de si mismo solo que sin cicatrices y ojos esmeralda.
—¿Quién demonios eres? —se atrevió a preguntar con incertidumbre. Maya al escuchar su tono de voz lo miró y sin poder ocultarlo la sorpresa se instaló en su rostro al reconocer que la joven se parecía demaciado al hombre, incluso llegó a pasar su mirada de uno al otro incontables veces.
—Ella es Sakura, Sanzu.— se encargó de responder rindou por ella, llendo en su dirección y pasando su mirada por todo su bien formado cuerpo mientras una sonrisa ladina se dibujaba en su rostro. —Te ves bien...
La alago una vez llegó a la par de ella y su hermano, se inclinó un poco hasta llegar a su fino cuello e imnalo un poco de su aroma.— Y también hueles delicioso... —se incorporó hasta llegar a su oído y le susurro—me preguntó como sera provarte.