Han pasado ya dos meses y mi relación con Antonio va viento en popa. Mi hermana Ana sigue haciendo disparate, pero ya la dejo hacer lo que le dé la gana, ella es mayorcita de edad y sabe lo que hace. Desde que conoció a ese Doctor que no me acuerdo como se llama, está un poco distraída o más bien enamorada nunca la he visto así. Ahora va pocas veces a la casa, siempre tiene una excusa, pero no importa la sigo queriendo igual.
Me despierto bruscamente siento mi móvil sonar rápidamente lo busco pensando que es mi hermana, contestó sin mirar quien es,
—Hola, —dije medio dormida.
—Regina, buenos días, lamento despertarte, —dijo aquella voz.
Caigo enseguida que no se trata de mi hermana, sino que es Lucas, aparto el móvil y veo que son las 6 de la mañana.
—Descuida Lucas, que pasa,
—Sé que es tú día libre, pero puedes venir hoy, —me decía todo apenada.
—Claro, pero que pasó, Sandra no fue, —espeto.
—El problema que está enferma y me llamó que no podía venir, y estoy solo, no se a quien más acudir, lo siento de verdad, —murmuraba.
—Descuida voy enseguida para allá.
—Gracias, —y colgamos voy rápido al baño y me alisto rápidamente
Le tecleo a mi amigo Hugo, le digo que esta vez no puedo ir con él de compra, que tengo que ir a la cafetería. Me monto en mi coche y no tarda un segundo y Hugo me llama, le contestó,
—Por qué tienes que ir a la Cafetería, es tu día libre, —gritó Hugo todo furioso.
—Puedes calmarte, —espeto mientras siento un suspiro del otro lado de la línea.
—Ok, desembucha,
—Sandra está enferma, y Lucas me pidió el favor, que fuera, —le explicaba mientras él se sentía apenado.
—Voy yo también, allá nos vemos, —no me da tiempo a decirle que no es necesario, pero me cuelga.
No tardo ni media hora y ya estoy en la cafetería, parqueo en el mismo lugar de siempre. Casi van a dar la 7 de la mañana y falta poco para que la cafetería se abra.
Al entrar veo a Lucas limpiando quitando muebles. Levanta la vista y esboza una gran sonrisa, y corre hacia donde estoy yo,
—Regina viniste, —dice mientras me da un fuerte abrazo.
—A mí también, pero no sé si esa alegría tuya es por qué vine a darte una mano o porque de verdad te alegras de verme, —solté con una sonrisa.
—Ambos, se puede decir, —murmuró mientras le daba un puñetazo suave en el hombro.
Lo ayudo a limpiar y acomodar los muebles, aún faltaba media hora para que abriera la cafetería. Luego que termino de limpiar voy hacia la caja chica y empiezo a contar el dinero que hay en ella. Pocos minutos después veo que Lucas se coloca al lado mío y me ayuda.
—Vaya, vaya, quien lo diría parecen unos tortolitos, —anuncia Hugo
No nos habíamos percatado estábamos tan concentrado contando el dinero que no oímos cuando ese loco entró.
—Si quieren me voy y los dejo, —comenta mi buen amigo,
—Déjate de tontería y mueve tu culo hacia acá, —digo mientras le dirijo una mirada asesina.
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Cara o Cruz
RomanceRegina y Ana son dos hermanas que apenas se llevan siete años. Sus padres murieron cuando Regina apenas tenía 18 años y Ana 11 años. Regina tuvo que dejar sus estudios y empezar a trabajar para que su hermana pequeña pudiera terminar sus estudios. N...