Cuatro Ojos

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Levi sentía que su día no podía empeorar.

Esta mañana su despertador no había sonado, y gracias a eso no había podido tomar su desayuno.

¡Por dios se había saltado la comida más importante del día!

Luego Eren había tenido la grandiosa idea de correr por toda la casa con la comida de Isabel, comida que después de haberse tropezado había ido a parar en su uniforme y que por falta de tiempo no había podido limpiar.

Asi que había llegado tarde, y con una horrorosa mancha verde en la camisa blanca.

En su primer hora el profesor lo había dejado parado, en la segunda, su silla estaba mal atornillada y en cuanto se sentó fue a dar al piso cosa que causó la risa en todos sus compañeros.

En el descanso se había quedado solo viendo como los demás comían su almuerzo, ya que el había olvidado el suyo.

Después del descanso la maestra de idiomas no se había presentado, así que en esa hora pudo estar en paz bueno por lo menos los primeros diez minutos, ya que sus compañeros empezaron una guerra de papelitos con saliva.

Papelitos que sin duda habían ido a parar en su rostro. Cuando llegará a su casa le diría a su madre que le comprara el desinfectante más fuerte que tuvieran en el super.

Y para finalizar en la última hora lo habían puesto a hacer equipo con la rara, era una chica que no tenía ni el más mínimo respeto por la higiene personal. Juraría que su cabello nunca había tocado un peine. Y dudaba que ella conociera una plancha. Siempre llevaba todo el uniforme arrugado y encima llevaba siempre una bata que supuso que en el pasado era blanca pues ahora era de un color crema con demasiadas machas de dudosa procedencia.

Justo ahora ella se encontraba frente al él, leyendo lo que había en en ese libro, se supone que habían ido a la biblioteca a investigar sobre la tarea de ciencias. No a leer libros cualquiera.

-Oye, ¿podemos empezar con el trabajo? -

-Oye -

Comenzó a picarla en el brazo con su lapicero, ni loco tocaría a esa bacteria con patas.

-Eh, ¿decías algo pequeñín?-

Enseguida frunció el ceño, nunca nadie le había dicho algo así.

-¿Que dijiste cuatro ojos?-

-¿Acaso aparte de enano también eres sordo?-

Justo ahora tenía muchas ganas de aplicar lo que Kenny le había enseñado en las vacaciones de verano. Pero vamos aunque ella fuera rara seguía siendo una niña, y su madre siempre había dicho que las niñas se respetan, así no parecieran una, como la que tenía justo enfrente.

-Vuelve a decirme enano y no volverás a tu casa para contarlo L-O-C-A-

Creyo que ella tomaría sus cosas y se marcharía, pero no lo hizo en cambio empezó a sonreír de una forma muy extraña.

-Jejejeje que sentido del humor más extraño tienes enanin-

Terminado de decir eso, ella volvió la vista a su libro y así pasaron otra media hora, hasta que sonó la campana indicando la hora de salida.

Levi estaba guardando sus cosas en la mochila, estaba tan metido en sus pensamientos que no noto como Hanji se había parado y acercado hasta él.

Asi que cuando volteó, casi choca de cara con ella, ella se alejo unos cuantos centímetros mientras tomaba su mochila y dejaba un papel sobre la mesa.

-Enanin te veo más tarde en mi casa para terminar el trabajo, esa es mi dirección-

Levi lo tomo y lo inspeccionó, no estába muy lejos de su casa.

-¿A que hora cuatro ojos?-

-Oye me llamo Hanji no cuatro ojos-

-Y yo Levi no Enano o pequeñín. -

-Esta bien, te veo a las 3 Levi.-

-Adiós Hanji.-

Y cuando por fin Hanji se perdió de su vista, por fin pudo sonreír completamente. Después de todo su día no había sido tan malo.

Nota: Aquí Levi y Hanji tienen 13 años. Eren es menor que Levi por 4 años y Isabel por 12.

 Familia Ackerman ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora