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Un hombre de cabellos negros, casi hasta los hombros, se encontraba en su oficina buscando unas pastillas que no encontraba.

— No debí hacer enojar a Elise-chan -se lamentó al no tener su compañía.

Se acercó a los casilleros al final de la habitación, abrió el primero y revisó, no estaban ahí, abrió el segundo y pasó lo mismo.

Abrió el tercero y encontró un bulto cubierto con una manta azul oscuro.

El hombre frunció el ceño, tomó la manta y la quitó, encontrándose con una niña pequeña sentada en el metal, mirándolo.

— ¿Cuántos años tienes? -preguntó, ladeando la cabeza.

— Trece -un brazo vendado cubrió a la niña-. Tiene trece.

Mori sonrió hacia Dazai, una pequeña amenaza estaba incrustada en el tono de voz con el que habló.

¿En qué momento entró? No se dio cuenta, pero sí sabía que sus palabras eran mentira.

A lo mucho, esta niña tenía...

Once años.

— ¿No es peligroso que una niña esté aquí? -fingió inocencia.

— ¿Ahora te preocupas por los niños?

— ¿Quién dice que nunca me he preocupado por tí?

— Yo la protegeré -la cubrió por completo con su espalda-. No permitiré que nadie la toque... Nadie.

— Me alegra, Dazai-kun.

(~~~)

— Por cierto, Maki-san, ¿cuál es tú apellido?

— Sakunosuke.

— ¿Ango, dónde están Oda y Maki?

Dazai se encontraba en un bar junto a un hombre de cabello corto y lentes.

Ango frunció el ceño.

— Odasaku tiene una misión justo ahora.

— ¿En serio? No me dijo. Entonces Maki está con Kouyou-san. Le llevaré un dulce más tarde.

Dazai estiró la mitad de su cuerpo en la mesa, jugando con su vaso de cristal.

— Disculpe que me entrometa, Dazai-san -se acercó el barman-. Pero Mori-san fue quien se llevó a Maki-san de aquí.

El vaso se rompió.

— ¡Mierda!

(~~~)

— ¡Maki!

Dazai se quedó paralizado en su sitio ante la escena frente a sus ojos.

— ¿Pasa algo, Dazai-kun?

Mori, literalmente con las manos en una masa, a su lado Elise supervisando a Maki mientras ella cortaba otra masa ya estirada.

— Mori-san y Elise-chan me están enseñando a hacer galletas. ¿Quieres probarlas después?

Un Dazai de quince años se acercó a Maki y comenzó a revisarla.

Respiró aliviado al ver que estaba bien. Sus manos dejaron de temblar y el cuchillo que tomó se mantendría en su bolsillo... Por ahora.

(~~~)

¡Síganlo! ¡Hay que matarlo a toda costa!

Sacrificio [BSD x Haikyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora