Capitulo 14

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Pensó que iba a golpearlo cuando se movió tan rápidamente, pero al contrario, pegó sus labios contra los suyos y los besó… eso no lo esperaba, tampoco esperaba su reacción. La dejó besarlo, la dejó y cometió el error de recordar, de saborear y de dejarse llevar. Sus labios estaban igual de suaves, su piel olía al mismo perfume de Gardenias y misma electricidad recorrió cada centímetro de su cuerpo.

La empujó pero ya era muy tarde, ya ella había comprobado sus sospechas. Se sintió débil y por tanto se enojo más de la cuenta.

F: ¿POR QUÉ HACES ESO? ESTAS LOCA! ¿Si ves qué no respetas a nadie? ESTAS CASADA POR DIOS!

S: todavía me amas- dijo en voz baja haciendo que él se quedara frió

F: ¿qué estupideces dices? Yo no puedo amar a una mujer como tú…- dijo en tono despectivo mirándola con desprecio

S: puedo sentirlo

F: pues sentiste mal! Porque lo único que siento por ti es desprecio! Tanto odio y desprecio que no te lo podrías imaginar…- Sara se hace de oídos sordos y se pega a su cuerpo empujándolo hasta la puerta por donde entró y acorralándolo en contra de esta

S: deja de mentirme…- succiona suavemente sus labios- … por favor.

Franco la toma bruscamente de la cintura y se da la vuelta para que sea ella quien este entre la puerta y su cuerpo.

F: es lo quieres ¿verdad?...- besa su cuello con el fervor digno de un animal

S: Franco…- dice tratando de empujarlo, pero su excitación y la fuerza de Franco no le permitían moverse

F: no te resistas- dijo desabotonando su blusa de un solo tirón. La dejó caer al piso y el brasier corrió con la misma suerte

S: no…- decía mientras el acariciaba su pecho. Se quejaba, no quería que las cosas fueran así pero… no tardó en quitarle la camisa e inclinarse a besar su cuello.

Él supuestamente no sabía por que lo hacía y ella supuestamente no sabía por qué se dejaba. Pero en el fondo él sabía que la amaba y que por eso le dolía tanto su ausencia.

No había perdón. Él la odiaba igual, pero su cuerpo era como un mal vicio, no se puede dejar así por así.

Soñó tantas veces con su cuerpo que sería un sacrilegio tenerlo en frente y no hacerle el amor… aunque pretendía que fuera solo sexo.Bajó sus manos abiertas hasta sus rodillas y le subió la falda hasta la cintura. Ella deshizo la correa de su pantalón y lo desabotonó haciéndolo caer hasta sus tobillos.

Estaba listo para hacerla suya, se detuvo un momento para mirarla, la falta de información le hizo pensar que Sara se había convertido en algo que realmente no era. Él no sabía que lo hacía por amor.

Seguían contra la pared. Tomó sus piernas y las levanto para colocarlas en su cintura. La hizo suya, sin avisar, ella gritó sorprendida y se aferró a sus hombros.

Carlos Andrés no la hacía sentir así. Tal vez porque no lo amaba, tal vez porque solo lo hacían de vez en cuando por pura calentura o tal vez porque él único hombre que sabía como tocarla era Franco.

Las lágrimas eran difíciles de explicar para los dos. Él lloraba por rabia, por frustración y ella lloraba por amor, porque lo había perdido.

La confusión y los vaivenes de sentimientos no paraban su apasionado baile, era su manera de desahogarse, de decir con sus cuerpos todo lo que estaban sintiendo.

Ella llegó al orgasmo primero que él y pareció disfrutarlo más de la cuenta, pero en realidad era una mezcla de llantos y gemidos que no podía controlar.

Tu Maldito - Sara y Franco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora