Kiss #15

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Sus dedos tecleaban hábilmente la computadora, teniendo como resultado palabras perfectas y bien elaboradas

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Sus dedos tecleaban hábilmente la computadora, teniendo como resultado palabras perfectas y bien elaboradas. Jimin trabajaba sin descanso en un trabajo de la universidad, teniendo que redactar de manera profesional lo que la conferencia anterior había dejado en claro.

Jimin tenía su escritorio desordenado, con una taza de café al lado y sus lentes resbalando por el puente de su nariz, sus cabellos grises desordenados como si un huracán hubiera pasado por su cabeza, sus ojos imitando a los de un mapache. Él estaba cansado, cansado y aburrido. La universidad era tan difícil que requería de su tiempo completo, él moría por perfeccionar coreografías, aprender nuevas, practicar las que ya sabía pero eso tendría que esperar, la universidad en serio lo dejaba apenas respirar.

Sus dedos ya se estaban acostumbrados al lugar correspondiente de cada tecla, casi ni tenía que mirar donde pulsaba y de cierto modo eso le agradó, podía mover ágilmente sus dedos y no equivocarse. Unas cuantas palabras bastaron para que se encuentre satisfecho con su trabajo, Jimin era alguien perfeccionista y que no se conformaba fácil, es por eso que recién había terminado a las 12:56 de la madrugada cuando había empezado hace 3 horas.

Se quitó los lentes y los depositó delicadamente en el escritorio, sus brazos se elevaron para estirarse y juró escuchar algún musculo tronarse. Una vez se aseguró de que su trabajo había sido guardado se levantó de su silla, ya no le alarmaba el hecho de no sentir su trasero, se había acostumbrado a la sensación de entumecimiento.

Caminó con sus pies descalzos hasta el baño, tomó la pasta dental y echó un poco en su cepillo de dientes, las cerdas hicieron su trabajo de limpiar los blancos dientes de Jimin como todos los días. Después de lavarse la boca fué directamente a su cama donde cayó rendido, con su delgado cuerpo rebotando por la manera en la que se aventó.

La ventana de su balcón estaba abierta y el ligero soplido del viento hacia mover las blancas cortinas. Jimin juraba que si alguien hacía ruido en ese preciso instante iría a matar al bastardo, estaba cansado como el infierno, sentía todo su cuerpo débil y la pereza a levantarse o siquiera moverse estaba tomando el control de sí.

— ¡Jimin!

Jo-di-da-mier-da.

Jimin hizo una mueca, ignorando a quien sea que lo haya llamado a semejantes horas de la noche, no quería hablar con nadie ni mover su boca para hacerlo.

— ¡Park Jimin!

El peligris estaba a punto de saltar por el balcón.

— ¡Bebé!

¿Bebé? El único que le decía bebé era su ex, Yoongi.

22 body parts to Kiss | Yoonmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora