9. Encontrarte

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La llegada de los padres de Souhei fueron breves y el joven se marchó con ellos. Hana esperó a que estos se marcharan en su auto para luego salir. Luego de haber golpeado a su hija, revisó su mano que también estaba algo roja e hinchada por el impacto. Se recriminó y repudió su actitud nada madura. 

"Eso es lo que hace una buena madre, já. Golpear a tu hija primogénita quien te grita cuando tratas de pensar y poner en orden todo lo ocurrido" Habló con un tono irónico en su mente mientras caminaba apresuradamente hacia donde dejó las llaves de su auto. 

Ahora no quería saber nada de Yuki, quien a sus 18 años debe reflexionar y madurar de una vez por todas que es una próxima adulta y que sus actos aún tienen consecuencias graves como la pérdida de Tsubaki, aunque también es cual de la pelirroja en cierta medida, ella no era madre de su visitante y ahora para solucionar este problema, Hana debía encontrar a Tsubaki primero. 

La mayor se colocó un abrigo y sobre este un cobertor para la lluvia, tomó una linterna gruesa consigo y un par de paraguas junto a su teléfono para ir hacia la reserva y la estación de policía y luego tratar de comunicarse una vez más con la extraviada pelirroja. 

—...

Yuki apareció en el pasillo y observó de lejos como su madre se marchaba, pero antes de que atravesara la puerta, vio como la mayor la regresaba a ver. 

—No quiero que salgas de aquí. Reflexiona sobre todo lo que haz causado hoy.— Habló seriamente Hana quien solo cerró la puerta a sus espaldas en un tono moderado. 

El sonido de la puerta y el motor de auto marchándose a la lejanía rompió una vez más el dolido corazón de la pelinegra. Sus piernas fallaron y lentamente comenzó a llorar sentada en el suelo, sus gimoteos fueron más y más altos en medida que el tiempo pasaba y solamente se quedó a llorar desconsoladamente una vez más en una casa vacía. 

¿Por qué duele tanto?

El sonido del río se escuchaba más y más cercano para la pelirroja quien caminaba cojeando entre el lodo y las piedras

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El sonido del río se escuchaba más y más cercano para la pelirroja quien caminaba cojeando entre el lodo y las piedras. La oscuridad se volvía más y más densa hasta que no pudo ver más allá de dos metros por la densa neblina. 

Cada vez iba empeorando el asunto. 

—¿Y si vuelvo por donde vine?

Era la cuarta vez que se preguntaba a si misma la misma interrogante, pero cuando gira su rostro hacia atrás, sabía que era imposible ya que el camino se había borrado por la intensa lluvia, sumado a la densa y fría neblina que abrazaba desesperadamente el bosque... era una peor opción. 

Tsubaki continuó caminando y cada vez sentía que subía más y más a medida que trataba de seguir el sonido del río. Ella recordó que Hana-san le contó sobre este bosque, había un río que la llevaría de vuelta, pero ese era peligroso y casi pierde a su hijo ahí. Suspiró y decidió proseguir el camino algo ya empinado con su teléfono en mano. Se había olvidado que hace minutos atrás que lo tenía y que gracias a este podía activar la linterna, lo malo es que se la falta de señal no le permitía saber si antes había recibido llamadas previas.

La pelirroja paró su marcha al escuchar algo entre las hojas de los arbustos. Su miedo aumentaba cada vez más y más como el latir de su corazón. Esperaba que no sea una bestia del bosque como un zorro, quienes a veces atacaban en manadas, tal vez un oso, pero ellos no se adaptaban a este tipo de clima, sin embargo nada puede escapar de las posibilidades cuando el miedo te invade. 

Tsubaki decidió correr, sin embargo falla estrepitosamente cuando su pie tropieza con una piedra y pierde el equilibrio por segunda vez. Para su mala suerte, rodó cuesta abajo por el doloroso sendero de lodo. La pelirroja trató de cubrir su cabeza y cuello, pero cada golpe que daba al girar era más y más doloroso. Su cuerpo dejó de rodar luego de haber pasado más de 21 metros de tortura para luego dejarla a un borde de un río casi desbordado. Tsubaki estando mareada y aturdida por la caída trató de colocarse en sus sentidos y observar su alrededor y así misma para ver que no haya heridas de gravedad en ella. 

Dolío tener que sentarse y observó sus rodillas enlodadas y rasgadas, sus brazos estaban en la misma condición y por suerte su torso solo sentia dolor, no había sangre además de sus rodillas. Un poco más calmada regresó a ver hacia atrás para ver que era lo que la perseguía, pero no encontró nada más que la bruma y su teléfono tirado a unos dos metros que alumbraba con debilidad. 

La pelirroja decidió hacer un esfuerzo más para alcanzarlo y lo logró, quitó lo más que pudo del lodo de su pantalla y por suerte aún funcionaba. 

"Qué suerte que no era un Iphone"

Miró con sorpresa la hora y la milagrosa rayita de señal que tenía en ese momento, en ese instante había visto el montón de mensajes de su operadora diciendo que recarge su saldo y el montón de mensajes de buzón de voz. Quiso abrir el primer mensaje pero el sonido como de si una avalancha se aproximaba hacia ella, Tsubaki miró hacia atrás y observó que era el río casi desbordante que venía con más fuerza. 

Necesitaba levantarse de ese lugar. 

Con la inutilidad de sus brazos y de sus piernas heridas quiso hacerlo e ir hacia donde el único camino que había, pero el intenso crujir de los arbustos la alteró y pensó una vez más que eran los zorros que iban a por ella. No supo que hacer y el destino se vio en sus ojos almendrados, la avalancha la seguía a ella. 

Sin poder articular palabra alguna, Tsubaki se vio envuelta entre la pesadez del agua y la inevitable inexperiencia de saber nadar. Su cuerpo fue arrastrado como una marioneta por la fuerza y la velocidad que el agua la empujaba. Sus ojos entrecerrados y la desesperación que tenía por respirar una gota de aire era su prioridad.

"No quiero morir"

Fue un pensamiento breve que tuvo y se aferro a ello, tragó varias veces aquella arenosa agua mientras que con unos chapoteos trató de usar su mochila para mantenerse a flote, ni siquiera sabía que su equipaje tenía la capacidad de flotar. La pelirroja como pudo trató de mantenerse en flote, pero en un momento sintió su cuerpo frío y que lentamente se cerraba su visión sin su consentimiento, se estaba apagando y su subconsciencia era la única que empujaba a sus sentidos a prevalecer.

No puedes apagarte ahora, no puedes, no... Se dijo varias veces hasta que la chica de ojos almendrados se desmayó por la cantidad de agua ingerida y no poder respirar bien. El escenario se volvió oscuro y yace su cuerpo sin vida flotar en la voluntad de la madre naturaleza. 


Hermosa Criatura [Wolf children] {Oc x Ame Adult!}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora