Love Notes • [Kookmin]

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— Yerim había estado aquí — dijo el rubio acomodándose en la cama, habían estado en el sillón, pero Jungkook no podía estar tanto rato sentado, así que decidieron ir a la habitación y estirarse, no sin antes haber hecho una cama abajo — ¿Por qué no le abriste? — tomó los cabellos de Jungkook acariciándolos.

— Por que me molesta — dijo — no se que fue lo que le dio, al igual que Jong-in y sus amigos ella había estado molestandome también durante los dos años que llevo y de la nada me habla para pedirme perdón — cerró los ojos debido al suave tacto del rubio.

— ¿No se te hizo extraño que yo te hablara? Digo, yo antes no sabía de tu existencia, sin ofender — sonrió causándole un leve cosquilleo en el estómago a Jimin.

— Tu jamás me has insultado, era invisible para ti, aunque si casi siempre me pregunto el por qué hasta ahora que terminaremos la escuela — habló sincero, como pudo se dio la vuelta quedando frente a frente con Jimin.

— La primera vez que nos vimos me pareciste interesante, no se por qué y bueno me iba a ir hasta que creí que necesitabas ayuda — confesó — y para serte sincero no me gusta que alguna persona esté golpeada — asintió en forma de que había entendido, entonces Jimin comenzó a unir las piezas.

Ese día Jong-in también lo había golpeado.

— ¿Ese día? — Jungkook asintió — maldita sea he estado saliendo con un bravucón todo este tiempo — se sintió culpable, entonces Jungkook pasó una mano por su cintura acariciandola.

— Perdón no puedo subir más la mano — Jimin sonrió tranquilizandolo — entonces ¿Yerim no es tu amiga? — el rubio río.

— Ella me odia, al igual que Seulgi — confesó — a los únicos que les caigo bien es a los chicos, ya sabes Jackson, Jay — dijo.

— Seguro y lo que quieren no es tu amistad — notó un tono de celos en ese comentario y riendo bajo su mano a su cuello acariciandolo con delicadeza mantuvieron su mirada solo unos segundos, pero para ellos parecieron horas hasta que Jungkook corto el cómodo silencio — podrías dormir aquí, abajo debe estar helado y aquí hay suficiente espacio — al instante su cara enrojecio.

— Esta bien — susurró Jimin — pero debo cambiarte las banditas antes — asintió dejando todo a cargo del rubio.

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