➪ ¡ǫᴜᴇ ᴇᴍᴘɪᴇᴢᴇ ᴇʟ ᴇsᴘᴇᴄᴛᴀᴄᴜʟᴏ! ᴘᴛ. 3

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-¡Tienes que mantenerte estable, te lo he dicho varias veces!

Black Hat reprendía a Flug por tercera vez al fallar en la práctica de ese día, del truco que sería el más complicado hasta la fecha para el conejo. Consistía en hacer que el pequeño anduviera sobre una pequeña cuerda floja hecha para su tamaño, donde luego sería teletransportado hasta la de tamaño humano, la que usaban Heed y el resto de equilibristas. El debería cruzarla y, justo al llegar al final, Black Hat se teletransportaría hasta arriba con él.

Para cerrar con broche de oro, Flug daría un salto en la cuerda con la suficiente fuerza para llegar hasta la palma extendida del mago, y con eso y un par de efectos especiales cerrarían el show.

Era, en sí, fácil de decir y nada complicado para cualquier acróbata humano. De hecho, tampoco era difícil para Flug, quien había entrenado ciertas habilidades como el equilibrio y la elasticidad para poder hacer actos complicados; pero una cosa era algo que coincidía con sus inferiores diez centímetros de estatura, y otra cosa era atravesar una cuerda de tres metros de longitud a una altura de quince metros.

Sería muy raro que no perdiera el equilibrio. Pero Black Hat no captaba eso.

-¡Solo necesito que te mantengas estable hasta más de la mitad de esa distancia para poder hacerte el hechizo de equilibrio sin que se vea falso, pero ni siquiera alcanzas a hacer eso!
-¡No puedo mantener el equilibrio en algo tan alto y tenebroso, menos cuando no tengo una red donde caer!

-¡Jamás necesitaste una red con la que es de tu tamaño, no tendrías que usar una ahora!

-¡Si debería, pero usted no lo comprende!

Desde lo alto de las gradas, contemplando en sus asientos la arena de presentaciones, maestro de ceremonias e imitador se observaban con algo de incomodidad, intercalando miradas entre ellos y la curiosa escena de un mago con sobrero de copa gritándole a un pequeño conejo que, desde esa distancia, solo parecía una pequeña mota de algodón que gritaba mucho.

-¿Usted cree que lo lograran jefe?- pregunto el Guajolote, algo inquieto y revisando su disfraz para ver que ni una pluma estuviera fuera de lugar.

-La verdad Pepe, no tengo idea- respondió Alan, con los brazos cruzados a la altura de su pecho-. Este es el acto más complejo que han hecho jamás, y casi todo recae en la habilidad de Flug, más que en el poder del Charrito.

-¿Y no se supone que es el talento del mago lo que debe de relucir y no lo que haga el conejo?

-De hecho, se trata de ambos- aclaro el maestro de ceremonias, poniéndose de pie e indicándole al contrario que lo siguiera-. Cuando un mago empieza a usar mascotas para sus actos, lo que emociona al espectador es ver hasta donde llegara el talento de estos para hacer trucos, como una evidencia de que tan bueno es el mago para adiestrar a un animal.

Bajaron las escaleras hasta llegar a la base, donde se mantuvieron al límite de la escena. Veían a lo lejos como Black Hat no paraba de recriminarle cosas fuera de contexto a Flug sobre el acto, y el como este no dudaba en responderle, claro, aun cuando sus orejas indicaban que estaba sumamente nervioso y aterrado.

-Deberíamos hacer algo con ellos- dijo Pepe con algo de lastima-, el pobre conejito va a explotar si sigue así.

Alan llevo su mano hacia su mentón, en un gesto pensativo.

-La verdad, tienes razón. Ya estuvo bueno de esto- carraspeo un poco antes de tomar aire y llevar sus manos hacia ambos lados de su boca, haciendo de altavoz- ¡CHARRITO! ¿PUEDES VENIR UN MOMENTO?

Conejo y mago voltearon en dirección al grito que había resonado por toda la carpa. Black Hat volteo a ver a Flug una vez más, dejando su sombrero de copa sobre la mesa y conteniendo sus reclamos, para luego andar hacia el maestro de ceremonias.

Antología PaperhatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora