➪ᵉˡ ˡˡᵃⁿᵗᵒ ᵈᵉ ᵘⁿ ˢᵃᵘᶜᵉ

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N/A: historia que se me ocurrió hace un par de noches y que acabo de terminar ahorita, de una sola parte. Disfrutenla.

De noche, entre la oscuridad de la mansión y con una tormenta caótica de fondo, un científico corría despavorido por los pasillos, con su pijama puesta y con solo una de sus pantuflas.

Huía.

Huía de lo que lo perseguía, escapaba de esa siniestra entidad que lo acosaba incesantemente. Una presencia tan terrorífica, que solo pudo ir con el único amo del terror para implorar su misericordia.

Tocó la puerta con temor, agotado a la par de asustado, pensando en que podría huir y tratar de enfrentarse a ese espectro el solo, más la lógica le hizo tocar nuevamente, pero con más insistencia que antes.

Entonces la puerta se abrió.

Y allí, con su sombrero de copa habitual y una bata de dormir, se encontraba el amo de la maldad observandolo con seriedad.

El villano arqueo una ceja como pregunta silenciosa, dejando que Flug le respondiera.

-Esta pasando de nuevo... No puedo detenerlo jefecito, no para de insistir, es cada vez más fuerte y yo, yo no sé si podré soportarlo por más tiempo.

Su cuerpo temblaba de forma incontrolable y sus manos se aferraban a sus brazos, cruzándolos sobre su pecho, apretando tan fuerte que casi era posible escuchar el crujir de los ligamentos, gritando de agonia por la presión.

Fue interrumpido por la mano de Black Hat sobre su cabeza, posada de forma delicada sobre su bolsa. Flug detuvo su hablar frenético y asustado, dejando salir el miedo en forma de saladas lágrimas que se perdían en el borde de su máscara, directo hacia el suelo.

-Por favor, haga que pare... Por favor. Ya no soy tan fuerte, no podré aguantar más...

Se acercó al villano de forma temerosa, apoyando su frente en su pecho, en tanto sus brazos seguían abrazándose a si mismo, como una forma de asegurarse de que no se rompería.

Black Hat, por su parte, paso un brazo por sobre los hombros de Flug, atrayendolo aún más con gesto protector mientras, con ira, observaba la penumbra que llenaba la mansión. Un rayo que impacto cerca de la ventana dejó ver al extraño ser que atormentaba al cientifico; oscuro como la noche, con dos pares de ojos blancos y luminosos. No tenía forma, era etéreo, pero desde ahí podía escuchar los diversos tormentos que guardaba en su interior.

Una bestia espectral y maligna, creada a partir del sufrimiento almacenado durante toda la vida de la víctima sobre la que era puesta la maldición.

Maldición que alguien había puesto sobre Flug.

No sabían quién lo hizo, ni con que motivo, que de hecho sobraban para hacerle daño. Aún así, el perpetrador no se atrevió a mostrar su rostro bajo ningúna circunstancia, solo a dejar una breve frase en la nota donde estaba sellada la maldición.

Antología PaperhatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora