𝐑𝐀𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄𝐑𝐀𝐏𝐘 - 𝐒𝐡𝐢𝐠𝐚𝐫𝐚𝐤𝐢 𝐓𝐨𝐦𝐮𝐫𝐚

01.

𝐑𝐀𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄𝐑𝐀𝐏𝐘
♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

.ᴄᴀɴꜱᴀɴᴄɪᴏ.

Agotada, así me encontraba en este momento. Solo lograba arrastrar mis pies a medida que avanzaba, sentiría que me desplomaria en dos segundos. Mi cabeza no me acompañaba, solo estaba perdida en mis pensamientos.
Me encontraba en la época de exámenes de la universidad, una difícil época en donde se juntaban todos los exámenes y esos mismo te daban un fuerte y cruda bofetada.

¿Acaso no piensan en la salud mental de los estudiantes?

Supongo que no se les cruza por la cabeza aquella cosa. Trajarse toda esa información y luego escupirla en las hojas si que estresaba, más teniendo la presión de los maestro y sobre todo siendo una universidad privada.
No había dormido durante noches, solo lograba dormir un par de horas. Y esas horas, en las que "dormía" no lograba entrar en un sueño profundo debido a la preocupación de saberme todo. Juro que tenia ganas de tirarme por un puente.

Detuve mi andar, saque las llaves de mi bolso y abrí la cafetería. Mi madre había enfermado, así que me tocaba a mi ganarme el dinero por mi cuenta. No tendría problema...sino fuera por los exámenes y que además de que es una de las mejores cafeterisas. Por suerte ya comenzaba el fin de semana, te amo viernes.
Volví a cerrar con llave la puerta, pero esta vez yo estaba en el interior. Me dirigí a los vestidores, cambié mi ropa al uniforme del café, volví y empecé a limpiar todo rápidamente y una vez lista abrí las puertas.

Me puse detrás de la barra, esperando algún cliente, también esperaba a nuestros empleados. Nuestra cafetería funcionaba bastante bien, quedaba a dos cuadras de la universidad, así que los estudiantes a menudo visitaban este lugar. Sobre todo cuando llovía, todos parecían tenerle miedo o más bien tenían miedo de mojarse y luego enfermarse.

Pero mi mente necesitaba a la lluvia para seguir cuerda. Mi cuerpo necesitaba de sentir esas suaves gotas de agua. Realmente estaba de mal humor cuando no llovía.

.
.
.

La tarde había transcurrido velozmente, había tenido la cafetería llena. Tome el dinero de la caja registradora y lo guarde en mi mochila, no sin antes contarla, controlar los pedidos y pagar a los pocos empleados que teníamos.

Fui al vestidor y volví a cambiarme. Colgué la mochila en mis hombros, apagué todas la luces y cerré el local. Apenas logre pisar la acera y una gota cayó en mi rostro, seguido de algunas más.

Sonreí viendo al cielo anochecido, mis ojos se iluminaron al saber que lloverá, mis malas vibras abandonaban mi cuerpo. Empezo a llover serenamente, caminaba a paso lento a mi casa.

Decidí cruzar por mi lugar favorito, un hermoso y gran árbol se situaba en el parque. Al llegar me senté sobre la tierra fresca, sin importar qué mi falda se podría ensuciar. Ya era de noche, mi madre me esperaba con la comida hecha y al no encontrarse nadie el la calle podría ser peligroso. Pero ignore todo eso, solo cerre mis ojos y inahale el cálido aire. Definitivamente primavera es mi estación favorita.

Mi vista se dirigió a mi derecha, encontrando con mi mirada a un chico con una capucha negra. El parecía peligroso, pero podría jurar que siempre estaba allí cada vez que el cielo lloraba.

El me mataba de curiosidad, quería saber de quién se trataba y porque disfrutaba la lluvia al igual que yo.

Pero simplemente me quedaba mirándolo por algunos segundos, no quería romper su paz y su tranquilidad. Su terapia gratis estaba marchando al igual que la mía, no quería interrumpir ninguna de las dos.

Tal vez piense lo mismo que yo. Pero lo dudo, capaz que no se da cuenta de que estoy aquí y solo me ignora. Capaz que no le atraiga o no sienta la misma curiosidad que yo siento hacia el. Creo que esa es la razón por la que nunca intercambiarlos palabras.

Volví a dirigir mi mirada al frente, aunque estaba perdida en la misma nada. Pero salí de eso ya que mi celular sono: era mi madre.

Rápidamente atendí.

—— ¿te encuentras en ese lugar? —preguntó tranquila, mientras se oía la lluvia de fondo.

—— si, lo estoy —respondí de la misma forma.

—— Amane, creo que no me equivoque de nombre —soltó una pequeña risa, ese nombre quedaba perfecto para mi y por eso lo amaba—cariño, preparé mi ramen especial, así que ven antes que se enfríe.

—— espero que no hayas hecho mucho esfuerzo, esta mañana tenia 39° de fiebre —dije preocupada, mientras me levantaba de mi lugar y sacudía mi falda.

—— no lo hice, pero gracias por preocuparte. Me sentí mucho mejor a la tarde, ya estoy como nueva.

Suspire y colgué la llamada. Empecé a caminar en dirección a casa, por suerte quedaba a dos cuadras. Mire por última vez al chico de la capucha, pero el ya había desaparecido.