08.

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𝐑𝐀𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄𝐑𝐀𝐏𝐘
♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

𝐑𝐀𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄𝐑𝐀𝐏𝐘♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

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ᴜɴ ʟɪɴᴅᴏ ʙᴇꜱᴏ


  Volvía con una sonrisa a aquel lugar aburrido y oscuro. Mi motivo era que Sorashiro me había invitado a su casa a cenar, hablamos muchos y me sentía realmente conforme.
  Por fin las dudas no me atormentaban y el miedo de que no me quisiera se marchó. Ella siempre me decía cosas tan lindas que me sentía el rey del mundo.

— Shigaraki, buenas noches —me saludo Kurogiri, el cual se encontraba detrás de esa barra, limpiando una copa de vino— ¿te gustaría cenar? —preguntó, yo solo negé—

Fui directo a mi "habitación", decidido a dormir, o por lo menos tratar de dormir. Me tiré sobre mi cama, me quedé mirando al techo. Otra vez no puedo dormir.

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Me dirigía rapidamente a la salida de aquel bar abandonado, ya estando harto de estar aquí.

— Shigaraki ¿a dónde te diriges? —

— me iré a despejar un poco... —conteste borde—

  Era lunes, así que Amane estaría ocupada con sus estudios, pero la podía esperar a la salida de la facultad. Así que me dirigí a paso calmado, con mi capucha y mi cubrebocas puesto, ya que no quería llamar la atención de nadie. Al llegar allí, me dirigí a la plaza que había en el frente del edificio.
  Mi mirada estaba atenta y rápidamente encontré a la linda chica. Pero, por una maldita desgracia, ella hablaba tan alegremente con un chico, ambos se reían y parecían un maldita pareja. La ira invadió mi cuerpo, quería matar aquel chico ahora mismo, nadie puede hablarle de esas forma a Amane.
  Amane debería ser solo para mi, nadie merece, solo yo la puedo tener. Apreté fuertemente mis puños, haciéndome sangrar la palma de la mano, ya que clavaba mis uñas allí. No me quedé allí, me marche sigilosamente a otro lado, iba a seguir aquel estúpido chico, para luego matarlo.
  Me escondí por allí, en un callejón. Los vi despedirse y empecé a seguir a aquel idiota.

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  Me sentí un estúpido, me culpaba a mi mismo. Han pasado siete días desde que había asesinado a aquel chico. Pero fue la peor decisión de mi vida, aquel chico era el único amigo de Sorashiro y lo había perdido, por mi culpa. Había roto el delicado corazón de Amane.
  No fue lo único que había pasado, también su madre había falleció hace dos días. Tenía a la triste castaña entre mis brazos, ella lloraba desconsoladamente en mi hombro, ambos estábamos sentadosel el sofá, ella estaba sentada en mis piernas y yo la rodeaba con mis brazos. Solo lloraba y lloraba. Me había contado todo, sobre las dos muertes, claramente nunca le dije que yo asesine a su amigo.
  Salí ganando, ya que ahora Amane solo me tenía a mi y a nadie más. Y ahora estaba completamente debilitada, se refugiaba en mi, ella había caído en mis brazos.

¿Pero realmente quería esto?

  A decir verdad, si. Me encantaba la idea que mi pequeña Amane solo este para mí. Me gustaría encerrarla para que nadie más la viera. Sin embargo ella me odiaría con toda su alma, no quiero eso.

— Tenko —pronunció entre zolloros, mientras levantaba su mirada, sus ojos estaba hinchados y rojos de tanto llorar—

— ¿qué sucede? ¿quieres algo? ¿te sientes mejor? —pregunté, mientras acariciba su cabello—

  Por suerte traía unos guantes que cubrían dos de mis dedos, así que no le podía hacer nada.

— ¿tu no me dejaras sola? ¿no es así? —preguntó desesperada, mientras se agarraba de mi torso, no quería que me vaya de su lado—

— claro que no, Amane, siempre estaré a tu lado —respondí en un tono suave—

— eso me dijeron mamá y Akihiro, pero me dejaron sola —

— no te dejaron sola, ya que estoy aquí para ti, siempre estaré a tu lado, Amane —aclaré, nunca me alejaría de ella—

  Ella acuno mi rostro con sus manos, me brindó una hermosa sonrisa y luego un tierno y delicado beso. Sus labios eran tan suaves y dulces, me quedé sorprendido ante aquel acto, no lo esperaba. Pero estaba realmente feliz de haberla besado. Ella quitó sus manos de mis mejillas, estaba hecha un tomate. Me reí ante aquel acto. Seguidamente imite su acción, pero esta vez le di un beso más profundo, pero sin dejar de ser cariñoso y tierno.
  Era sorprendente el contraste de nuestros labios, los míos eran finos, entrecortado y secos, de seguro tenían un sabor amargo. Los de ellas eran gruesos, esponjosos, suave y húmedos, el sabor a fresas estaban presentes en esos lindo labios.

— te quiero, Tenko —declaró, luego de volver a esconderse en mi cuello—

— yo te quiero aun más —

  Luego de eso, ella se durmió sobre mí, parecía un pequeño bebé.




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𝐑𝐀𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄𝐑𝐀𝐏𝐘 - 𝐒𝐡𝐢𝐠𝐚𝐫𝐚𝐤𝐢 𝐓𝐨𝐦𝐮𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora