ARDER EN LIBERTAD

CAPÍTULO 03: JUGANDO CON FUEGO.

Canción: Fire - Two Feet.

Omnisciente

El sonido de la alarma del teléfono sacó a Eda del nuevo sueño en el que estaba entrando. Había pospuesto la primer alarma hacían ya diez minutos y eso significaba que tenía que levantarse de una vez por todas. Así lo hizo tras quitarse las sábanas de encima y a paso cansado se metió debajo de la ducha templada.

Hoy hacía más calor que los días anteriores. La primavera ya se estaba en su último tramo y eso significaba que ya se estaba acercando el verano. Perfecto para el plan que tenía Eda en mente y el que su amigas le habían ayudado a idear.

Anoche cuando Serkan la dejó en casa y mientras se preparaba la cena, hizo una videollamada con Ceren y Melo, que enseguida la interrogaron por su primer día y la noche del día que salieron al bar. Les contó todo lo que había pasado como si fuera un cuento para que tuvieran en cuenta los detalles y en cuanto escucharon la parte de la pelea en su oficina, al unísono y haciéndola reír durante algunos minutos, le dijeron que debía vengarse de tal manera que quisiera volver a recrear esa noche.

Así que eso haría: había escogido un hermoso vestido fresco pero formal para trabajar. Se lo probó una vez que secó las gotas de agua de su cuerpo. La prenda se acomodaba perfectamente a su cuerpo y era larga hasta la mitad del muslo. Era color verde militar oscuro y satinado y lo acompañó con blazer color crudo de mangas cortas. Se colocó unas botas que acompañaban perfectamente el vestido y el blazer, ya que eran del color de este último y dejó su cabello suelto, secándose al aire libre después de maquillarse ligeramente para empezar el día.

Desayunó ligero, no era una persona que adorara la mañana a pesar de tener que levantarse temprano para cumplir con sus obligaciones, entonces a su organismo le costaba más que a su cerebro iniciar y apenas podía contener una media taza de café para despertar sus sentidos. O al menos es lo que ella siempre les decía a sus amigas.

El sonido de mensajes ingresando hicieron que tomara el teléfono para leerlos y soltó una risita.

Melo:
Buenos días, lista para hacer que el arquitecto sexy se trague todas sus palabras? ;)

Ceren:
Ella nació lista.

Eda:
Deséenme suerte.

Cambió el bolso a uno que hiciera juego con las prendas que llevaba puestas aquel día y se miró en el espejo como siempre antes de salir. Se sonrió y se repitió las misma palabras de siempre para empoderarse y poder llevar a cabo su venganza contra Serkan Bolat, rezando al mismo tiempo para que no se le volviera en contra y terminar sucumbiendo ante sus ojos verdes.

Pero es que sus ojos no eran lo único que podían hacerle temblar las rodillas. Era todo él. Su aroma, su sonrisa, su espalda, sus manos, su voz... Realmente Serkan Bolat era de otro planeta. Y lo había comprobado en una sola bendita noche. Tenía que enfocarse, hacerlo temblar a él y luego, quizás, si el universo conspiraba a su favor, disfrutar de él.

Porque Eda no iba a negar que daría lo que fuera por estar en una cama con él otra vez, aunque jamás lo admitiría en voz alta y menos delante de él, ya bastante arrogante había notado que era como para seguir alimentando su ego y llevarlo a la estratósfera.

Su teléfono sonó mientras caminaba a la puerta de su departamento para salir y la sacó de sus pensamientos, un número privado al que no le dio importancia y atendió mientras cruzaba el umbral y cerraba con llave la puerta.

—Eda. —aquella voz le hizo erguir la espalda y frenar en seco todos sus movimientos al mismo tiempo que su piel se erizaba.

—¿Qué quieres? —su voz salió más dura de lo normal.