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Es temprano por la mañana, apenas pasan las diez y Tony apenas puede mantenerse en pie. Está ebrio, más de lo que ha estado en años, y es raro porque siente demasiado. Se supone que se había embriagado para no sentir, para olvidar; pero el alcohol es depresivo y solo logra recordar una y mil veces el mismo maldito suceso que lo ha llevado en ese vórtice violento de autocompasión y llorar por los rincones.

Ahora está en el sótano, hurgando entre las malditas cajas con las cosas de Steve que él mismo empacó apenas regresar de Siberia. No sabe si se debe al lugar en el que se encuentra, al alcohol o alguna clase de reacción física a su tristeza, pero siente frio, y lo único que puede hacer para olvidar que tiene frío, que está ebrio y está solo es mirar todas las fotos que Steve se empeñó en revelar y guardar en álbumes.

Hay un álbum para cada año que pasaron juntos, y Steve no solo guardó fotografías, también están guardadas las estúpidas notas que se dejaban al comienzo de su relación, cartas y un puñado de dibujos de Tony que Steve hacía cada tanto. En un arranque de ira comienza a romper todas las fotos en las que aparecían juntos.

Pronto a su alrededor se crea un desastre de papel rasgado que a final de cuentas resulta inútil, pues hay un respaldo digital de cada foto que Tony sabe bien no se atreverá a borrar, pero hay algo terapéutico en romper cada foto, y después hacer pedacitos la figura sonriente de Steve, el Steve del que se enamoró, el que prometió cielo, mar y tierra y luego defendió al asesino de sus padres, el mismo Steve que clavó su escudo en su pecho y se marchó dejándolo en el frio cortante de un lugar desolado. Pronto no es suficiente con romper fotos y comienza a desparramar el contenido de cada caja en el suelo.

No es plenamente consciente, pero está armando un escándalo mientras remueve todos los objetos personales de su ex esposo. En algún momento encuentra el escudo y llama parte de su traje a cubrir su puño para golpear hasta el cansancio el vibranium, lo único que quiere es destruir esa cosa, pero el material es demasiado resistente y apenas logra hacerle rasguños.

Grita de frustración, y entonces puede escuchar pasos que bajan ágilmente las escaleras.

Espera ver a Peter, o quizá a Bruce, pero en su lugar ve aparecer a Natasha hecha una furia.

—Stark, es suficiente— Casi grita aproximándose a él para hacerlo dejar de tratar de destruir algo prácticamente irrompible.

—No estoy de humor, Romanoff.

—No me interesa. Deja de actuar como un idiota.

Lleva a Tony lejos del desastre que ha causado y lo hace sentarse en el piso a falta de un lugar mejor. Tony siente que todo gira a su alrededor y se odia por haber bebido tanto, o por dejar de beber tanto y haber perdido la costumbre.

—Nadie quiere decirlo, pero no puedes seguir así —Dice Natasha sentándose a su lado. Su tono de voz sigue siendo duro, pero en realidad está tan preocupada por Tony como los demás —Tony, tu relación con Steve era una mierda. Era codependencia pura y la fuerza de la costumbre. Peleaban a todas horas, se fueron infieles, se manipulaban, te fracturó la muñeca y no lograban ponerse de acuerdo en nada. Déjalo ir, entiende que no perdiste nada, ambos se separaron de una relación que no los llevaba a ninguna parte y no los dejaba ver que no se complementan, que son personas completas por sí solos y no necesitan a nadie más. Se estaban haciendo daño y de paso estaban dañando a Peter.

—Sé que estuviste con él, Anthony, deja de tratar de ocultarlo.

—No estuve con nadie, ya te lo dije un millón de veces.

El ruido de la discusión se filtraba como rayo de luz por debajo de la puerta. Sorprendentemente no había gritos, apenas habían levantado la voz, pero eso no impedía que Peter escuchara desde su lugar sentado en el pasillo.

—Sam me dijo que los vio juntos.

—Claro que nos vio juntos, Steve, es el encargado de relaciones públicas de mi empresa.

—Sí claro, siempre tienes una excusa.

Había muchas cosas que estaban mal en su relación ¿la peor? Steve había besado a Sharon Carter; ella lo rechazó al instante, pues sabía de su relación con Tony, y Steve en un arrebato de culpabilidad le había confesado todo a Tony. Él no lo tomó nada bien y decidió que a ese juego podían jugar dos y pasó la noche con su encargado de relaciones públicas. No hizo gran cosa para que Steve no se enterara, y cuando lo increpó aceptó la culpa con una sonrisa sínica.

—Si solo vas a inventar tonterías prefiero irme.

Peter escuchó un golpe y por un momento temió que Steve hubiese golpeado a su padre, pero entonces lo escuchó reír.

—¿Qué pasa, Steve? ¿Prefieres golpear paredes para no golpearme a mí?

—Cállate, Anthony, solo cállate porque en verdad no quiero lastimarte.

—Quiero verte intentarlo.

—¿En verdad extrañas eso? Ni siquiera lo digo por Peter, que se llevó buena parte de esto sin merecerlo; lo digo por ti. Steve es mi amigo pero, ¿en verdad vale tanto como para estar así?

—Solo déjame procesarlo, pronto volveré a ser yo— Arrastraba las sílabas al hablar, y francamente sabía a la perfección que estaba diciendo una mentira.

—No, te dejamos procesarlo por tiempo suficiente. Steve se fue, los dejó a Peter y a ti ¿harás lo mismo que él dejando solo a Peter?

—No lo he dejado solo— Tony dijo con el ceño fruncido. Por fin el mundo estaba dejando de dar vueltas, pero eso solo hacía que su mente pudiese procesar mejor que la había cagado y mucho con la forma en que había estado comportándose.

—Tú y yo sabemos perfectamente que eso no es cierto ¿Has visto los titulares últimamente? Spiderman se ha vuelto algo violento, y si le prestaras atención a tu hijo hubieras notado que apenas sale de su habitación.

Tony apoyó sus brazos sobre sus rodillas y hundió su rostro en ellos. Apenas podía pensar, pero la imagen de Peter cuando finalmente fue por él al internado, lo feliz que había estado cuando le dijo que él y Steve eran una pareja, la forma en que lo había ayudado en la batalla del aeropuerto aún sabiendo que veía a Steve como su padre.

—Idealmente deberías superar esto por ti— Dijo Natasha—Pero si te funciona mejor, hazlo por él y luego sana por ti.

La mujer se puso de pie y se marchó dejando tras de sí a un Tony que comenzaba a poner orden a sus ideas. Sí, tenía que hacerlo, tenía que superar a Steve, él no valía tanto. 

PerfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora