Cuantas cosas quedaron prendidas
Hasta dentro del fondo de mi alma
Cuantas luces dejaste encendidas
Tal vez yo quiera aprender y no apagarlas
Tony ha escuchado decir en algún momento de su vida que no hay mal que dure cien años ni tonto que lo soporte. En su caso el mal dura un angustiante medio año; se siente como Lázaro resucitando a pesar de que a él le ha tomado mucho más que tres días. La plática con Natt lo encontró tocando fondo, y el descubrir que Peter lo estaba pasando tan mal lo motivó a salir de ese torrente de emociones negativas en el que se había sumergido.
Aún es difícil, sobre todo cuando debe enfrentarse por la noche a su habitación bacía, pero poco a poco va haciéndose a la idea de que necesita dejar de pensar esa habitación como la habitación que compartía con Steve, ahora es suya y nada más.
-En muchas culturas y creencias es necesario romper con lo que vuelve sagrado algo en un cambio de ciclo o cuando es necesario dejar ese objeto atrás- Exclama Peter una tarde, con la cabeza metida entre su libro de historia, donde ha estado estudiando para un examen sentado en un sofá en el taller de Tony.
-La gente hace cosas raras con sus creencias- Dice Tony sin apartar la vista de lo que está haciendo.
Peter relee un par de veces el párrafo donde se encuentra ese dato. Hay algo en eso que resuena en su mente una y otra vez. Es necesario desacralizar los objetos y los lugares.
-Tal vez no solo tenga que ver con religión- Dice mirando con los ojos entrecerrados un punto cualquiera en la pared, la misma expresión que tiene siempre que está tratando de unir los puntos de algo especialmente complicado. -Lo que vuelve sagrado a algo es que no se pueda tocar. Es por eso que los objetos se rompen y los lugares se modifican de alguna forma. Es como volver museo una iglesia.
-Sí, es exactamente así, pero no entiendo a lo que quieres llegar.
Esta vez Tony lanza una mirada a su hijo y lo encuentra sonriendo.
-Es justamente eso lo que tenemos que hacer.
-¿Tenemos que hacer con qué?
Peter cierra el libro y se pone de pie.
-Hay cosas, lugares, momentos que asociamos con pops. Para poder dejarlo atrás y seguir adelante tenemos que romper con lo que nos hace asociarlo a él. No es como si se borrara el recuerdo, pero es resignificarlo. Es darles un fin y un nuevo comienzo a las cosas.
Tony lo mira incrédulo por un momento, pero hay algo de paz en pensar que lo que asocia a Steve y ahora duele, pueda ser simplemente un recuerdo de tiempos felices. Como una objeto religioso puesto en la vitrina de un museo, algo que está ahí para admirarse, no para adorarse.
Tony y Steve tienen la costumbre de ir cada semana al mismo café, no importa que tan enojados estén el uno con el otro, siempre se reúnen en el mismo lugar, e incluso en la misma mesa. Al principio era en ese lugar donde terminaban arreglando sus diferencias, pero hacia el final una vez fueron echados por hacer demasiado escándalo.
Desde que Steve se va, Tony apenas puede tolerar pasar por la misma calle, pero después de su charla con Peter hace un esfuerzo y lleva a Peter, Pepper, Natasha y Bruce, que son quienes más han soportado su fase depresiva, a tomar café y comer donas. Se sientan en la misma mesa, y aunque le cuesta al principio, pronto se suelta y comienza a participar en la animada conversación que gira en torno a molestar a Peter por su enamoramiento del chico Osborn.
Pepper y Peter sorprenden a Tony remodelando por completo su habitación. Todo en esa habitación termina gritando Tony por todos lados, ya no hay una sola cosa que pueda recordarle a Steve. La ropa que estaba guardada en el sótano termina donada a la caridad; si Steve había decidido ser un prófugo bien podía comprarse más ropa si es que algún día decide regresar.
Peter y Tony se toman un día entero para ver películas y comer helado, incluso sacan del retiro alguno de los juegos de mesa que antes jugaban con Steve y terminan con Natasha interviniendo en su discusión por una carta escondida entre las mantas.
Una noche, en mitad de la madrugada tras una batalla perdida intentando dormir, Tony baja la sótano. Aún quedan algunas cosas de Steve dispersas por ahí, entre ellas, su escudo. Apenas puede creer que toda su historia juntos se reduzca a algunas pertenencias que quien sabe si algún día podrá regresarle.
Mira las cajas, pasa su mano por el escudo que intentó romper a golpes hace apenas un mes.
Cierra los ojos y respira profundo. Siente en sus ojos el comienzo de las lágrimas, y la ira y frustración formando un nudo en su pecho.
Llora, deja salir todo eso que tiene guardado, llora hasta que sus ojos arden y está cansado. Es extraño, porque después de eso siente claridad.
Tiene mucho en que pensar, mucho que soltar, pero siente la repentina claridad de saber que lo que más le duele de haber terminado su relación con Steve fue perderse él mismo. Sabe muy bien que las personas cambian, evolucionan al paso de los años y las experiencias, infiere que el amor debería hacerlo conforme sus partes cambian. Hay un momento epifánico en el que entiende que el amor que sintieron el uno por el otro quedó estático, que ambos estaban enamorados de las personas que dejaron de ser y fue eso lo que causó tantas peleas, tanta destrucción mutua.
Tony sale del sótano y se dirige a su habitación, por un momento está por tomar el teléfono celular que Steve envió por correspondencia hace un tiempo, pero se detiene al darse cuenta de que es algo desesperado, y que si en verdad quiere poner punto final a esa vorágine de codependencia e idealización lo mejor es mantenerse así, con mucha tierra de por medio, al menos mientras la herida sana.
Tony toma papel y lápiz y escribe una carta que no sabe si podrá entregar. Escribe para que el final de todo eso se condense en algo físico, escribe para no darse la oportunidad de caer de nuevo si un día Steve vuelve. Pone fin y siente morir su relación, puede ver frente a él el proceso largo y doloroso del duelo, de volver a encontrarse a él mismo, de desacralizar todos esos lugares y momentos, de poner en la vitrina sus memorias más sagradas.
Es difícil, pero almenos ha dado los primeros pasos.
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Perfect
FanfictionTony y Steve parecen ser perfectos el uno para el otro, hasta que un día no lo son mas.