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—Fui un tonto —comenzó Shi Mei—, te lastimé, y, te ignoré tanto tiempo—. Sorbió por la nariz—, de verdad lo siento, perdóname, ¿puedes?

Sus ojos amables no convencieron del todo a Mo Ran al principio. Su orgullo era grande, sin embargo, asintió con la cabeza un poco distante.

—Yo... te quiero realmente, Mo Ran —expresó—, y agradezco que tu mami haya decidido ingresarte a estudiar en la misma escuela que yo, realmente me siento muy bien de haberte conocido y protegido cuando éramos niños —sonrió volviendo a llorar, acariciando la mejilla de Mo Ran tras alejarse de él.

Con ese comentario, el más alto mordió su labio un poco menos molesto, mirando como si Shi Mei dijera la verdad cuando durante más de medio año se comportó tan distante con él.

—Vuelve conmigo, por favor, ¿si? Prometimos que estaríamos siempre juntos, hagámoslo, ¿si? No seré igual que antes —prometió besando los labios de Mo Ran.

Mo Ran fue débil tras escuchar esa promesa.

Su mamá siempre le dijo que debía ser un hombre de palabras, respetuoso y amable, por lo que decidió darle esa oportunidad a Shi Mei. Quizá todo sería diferente a partir de ese momento.

El resto de las clases Shi Mei se comportó amable y cariñoso, lo que no logró hacer feliz a Mo Ran del todo, pues había una terrible incomodidad en su pecho tras notar a Chu Wanning tan apartado.

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