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—Yo... No pensé que Shi Mei querría venir, lo siento —susurró Mo Ran tomando la mano de Chu Wanning con afecto, quien la alejó en seguida.

—Descuida —respondió, esperando que Mo Ran no se diera cuenta de su tristeza—, comprendo que acaban de regresar.

No dio más explicaciones, tomó su bebida y bebió del contenido como si nada sucediera.

—La próxima vez seré más cuidadoso —prometió el más alto—, Wanning...

El mencionado le miró cuando lo llamó por su nombre.

Mo Ran sintió cosquilleo en sus manos cuando observó tan fijamente esos preciosos ojos fénix.

—Siento mucho que Shi Mei...

—Deja de preocuparte, me alegra que hayas vuelto con Shi Mei, no pasa nada —murmuró—, si eres feliz, es suficiente.

Mo Ran se sintió muy culpable al escuchar aquello, porque Chu Wanning era una persona muy resignada, como si no se mereciera amor y le molestaba aquello.

—En algún punto sé que alguien te amará como te lo mereces —murmuró Mo Ran queriendo consolar un poco el corazón de Chu Wanning.

—Supongo que puede pasar —murmuró distraído jugueteando con la pajita de su vaso, aunque aquel comentario le había molestado. No quería sacar un clavo con otro clavo y tampoco quería que Mo Ran le correspondiera solo porque sí, mucho menos buscaba que lo consolara.

Por otro lado, fue Mo Ran quien dijo aquello, más de repente se sintió muy incómodo e incluso con mal humor de solo imaginar a alguien que cautivara el corazoncito noble y puro de su amigo.

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