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—¿No te cansas de lastimar a Mo Ran? Eres un egoísta, no entiendo cómo Mo Ran puede hablar tan bien de ti todo el tiempo —murmuró molesto—, quizá él te perdone, pero lo que haces es horrible y mereces un castigo por eso.

Luego, se dirigió a Mo Ran aún molesto, más un poco culpable por haber actuado tan impulsivo.

—Sé que no es de mi incumbencia, no pude soportarlo... —Chu Wanning miró el suelo. El salón se encontraba en un silencio sepulcral, pensando que Chu Wanning era realmente feroz.

Nadie se acercaba a él normalmente, mucho menos lo harían a ese punto.

—Pero no me arrepiento, y si decides dejarme de hablar, estás en todo tu derecho, no tengo objeción.

Se fue del salón conmocionado, incluso Mo Ran seguía estupefacto, sin siquiera observar a Shi Mei tocando su mejilla.

A pesar de que Chu Wanning se llevaría la peor crítica dentro del aula, también Shi Mei sería criticado por ser un pésimo novio.

Ya habían comenzado las habladurías en realidad, así que nadie le tomaba mucha importancia a Shi Mei porque lo veían como una mala persona cuando antes era visto por ser gentil y considerado.

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