iv. your text

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Una semana igual que otra pasó

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Una semana igual que otra pasó.

Ohga solo esperaba al viernes tal y como la anterior, pero ahora había una pequeña diferencia, ver a aquel chico el viernes.

Esa tarde se encontraba en el centro de la ciudad, volvía de hacer recados cuando vió a Mikey, aquel chico que habló con Takemichi, junto con Chifuyu Matsuno un conpañero de la escuela.
Otro más alto que ambos, y con la cabeza medio rapada los acompañaba.

Llevaban chaquetas de la Tokyo Manji, iguales a la que ella tenía en casa.
Sabía que Chifuyu era parte de ella pues había demasiados rumores corriendo por la escuela.
Le contaron que un año él se peleó con todas las personas que le fue posible, hasta que dió con Baji quien rechazó su pelea.

Los había visto juntos en los pasillos o en los descansos y sin duda no parecía que ninguno de los dos fuera a pegar a alguien sin razón, podía estar equivocada sobre esto porque tampoco los conocía, pero no quería dar por hecho que Baji fue quien le pegó.

Todas sus deducciones dejarían de importar el viernes de todas maneras.

(...)

Esperó en el aula de artes hasta la hora en la que había salido otros días.
Con su chaqueta puesta y la otra en la mano, salió caminando hasta la puerta de la clase en donde anteriormente había caído por el golpe.

Realmente tenía ganas de llegar y ver quien había sido.

Había intentado tranquilizarse, podría ser una broma y estando tan emocionada como lo estaba le sentaría bastante mal que se estuvieran burlando.

Pasó al lado del aula y se asomó a ella con la chaqueta lista para entregarla a su dueño.

Allí estaba. Tal y como creía, Baji Keisuke estaba esperando por ella en el aula.

Un chico de pelo largo y piel blanca, sentado en una silla con la cabeza entre los brazos.

Ohga entró a la sala, intentando ver si el chico dormía o no.
Al ver que no se movía dió golpecitos en su cabeza para llamar su atención.
Él se giró y se tambaleó un poco sorprendiéndose al ver a alguien a su lado.

- Perdón.- Se disculpó ella alejándose un poco del asiento.

- No hace falta una disculpa, no fue nada.- La tranquilizó.- El otro día te di un puñetazo ¿cierto? Lo siento por eso.- Dijo avergonzado

- Oh... Gracias supongo. No me dolió al levantarme. En realidad, me desmayé por estar muy cansada creo, y por la impresión.

- nobody's home. keisuke bajiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora