- nobody's home. keisuke baji

xii. all of me

- ¿Y qué quieres hacer?- Preguntó Ohga mientras seguía de cerca al chico que le agarraba de la mano.

- Quiero hacer algo especial contigo.

Ella se sonrojó un poco por eso, cada vez que estaba con Baji era más consciente de los sentimientos que sentía por él pero no veía el momento de decirle. Cada vez que Baji hacía ese tipo de comentarios dudaba de si él sentía lo mismo.

- Y, ¿qué es algo especial?- Ella querría haberle preguntado sobre todas las visitas extrañas que estaba recibiendo, todas con relación a él, pero era imposible hacer eso sin más.

Él no volvió a responder simplemente le guió por las calles oscuras de Tokyo hasta llegar a un parque.
Si cualquier otra persona hubiera hecho eso ella estaría completamente asustada, quizás ya se hubiera alejado.

Nada más entrar más al parque se escucharon algunas voces.
Unas pocas reconocidas por Ohga, todas reconocidas por Baji.

- Oh no. Deberíamos volver.- Dijo él tirando de ella hacia el lado contrario.

Le costaba un poco ponerle cara a esas voces. Quería saber que le pasaba a Baji, por qué se alteraba.

Ohga vio como un gran grupo de adolescentes vestidos de uniforme de Toman estaban ahí juntos.

Se acercaban a ellos algunos que pudo reconocer, Mikey y Draken.
Takemichi y Chifuyu iban detrás de los rubios, mirando a Baji incómodos, los demás miraban la escena desde atrás sin entender nada.

Baji, que también se notaba incómodo tiraba del cuerpo de la chica para alejarse.

- ¿Baji? ¿Es esa la novia de la que Chifuyu hablaba? ¿Tu fantasma?- Eso fue Draken.

- ¿Cómo que tu fantasma?- Se giró ella al pelinegro.

- Si, así te llamó él.- Chifuyu hablaba distanciado de ellos, mantenía la lejanía.

- No, eso lo ha sacado de contexto. No te conocía.- Intentó explicar él.- Vamos.

Entonces Mikey, el más pequeño, se interpuso en el camino de la pareja.

- ¡Hola, Ohga!- Dijo al reconocerla.

- Hola.- Respondió confundida.

- Nos íbamos ya, Mikey.- Baji tiró de la chica y se alejó del grupo de hombres rápidamente.

- Ey, ¿estás bien?- Le preguntó ella a Baji al alejarse de los chicos.

- ¿Cuánto queda para que Kazutora salga del reformatorio?- Preguntó ella, intentando sonsacar más información.

- ¿Qué? ¿Quién te ha hablado de él?- Respondió perdido.

- Tu lo habías hecho, solo era curiosidad.

- ¿Quieres ir a casa?- Ignoró el otro tema.

Después de salir de ese parque caminaron de vuelta a casa.

- Siento que esto fuera desastroso.

- No importa, a ti se te veía más agobiado que a mi.

- Si.- Esperó un poco para seguir hablando.- ¿Está tu madre en casa?

- No, está de viaje. No va a venir durante el día entero.- Dijo, tal vez podía pasar más tiempo con él, e incluso saber sobre el asunto del que hablaban los otros chicos.

- Si quieres puedo ir a pasar la noche contigo.- Propuso algo apenado.- Solo si quieres, claro.

- Claro. Gracias.

- No hacen falta. No es como si fuera una obligación.

- Mhm.- Hizo solo un sonido de asentimiento ante el reproche del otro.

(...)

Ambos llegaron a su casa y entraron.

- Bueno, ya has estado aquí antes, ¿no? Subiremos a mi cuarto.

Entraron al cuarto y hablaron por un rato, el tiempo pasó tan rápido, no se dieron cuenta cuando el reloj marcó medianoche.

Pasó el tiempo, estaban tumbados, uno al lado del otro y ambos mirando hacia arriba, sobre la cama de Ohga.

- Oye, ¿cómo es que nunca hablamos antes? Estábamos en la misma secundaria, ¿no?

- Yo comencé a dar clase allí este año, y no me atreví a hablar con nadie, realmente.

- En ese caso, que bueno que te golpeé ese día.- Dijo él si apartar la mirada del techo, ella rió un poco.- ¡No! No quería decir eso, no quise pegarte. Es solo que, si no lo hubiera hecho no estaría aquí contigo, no te hubiera conocido.
Solo quiero decir, que agradezco que estés en mi vida, ¿sabes?

Ella se sonrojó ante sus palabras pero la oscuridad de la habitación hizo que no se notara

- Gracias. Nunca antes pude hablar con nadie. Mi vida hubiera sido muy aburrida sin ti.

- Quiero estar contigo.- Dijo él.

- ¿Estar conmigo?

- Salir contigo.

Todo estaba puesto sobre la mesa.
Ambos mostraban sus corazones.