3

615 51 28
                                    

Decir que estaba nervioso era poco... estaba aterrado ya tenía algunos minutos afuera de la gran residencia debatiendo si entrar o ir a las minas y mentirle a kirishima diciendo que no encontró a el Omega, pero luego lo pensó si no daba el mensaje el invitado de su señor se iría, eso ocasionaría que tal vez el omega sea embaucado por cualquier alfa o beta pero si ese no era el caso y llegaba sano y salvo a casa el problema sería con el líder de la familia ya que confío en el pelirrojo de que su hijo estaría en casa, tanto era su dilema que no se percató de que cierta persona ya tenía un rato observándolo, solo lo noto hasta que sintió un ligero aroma a rosas, cuando lo vio quedó maravillado, sus ojos verdes eran los más preciosos que había visto, su carita estaba salpicada de pequeñas y casi imperceptibles pecas y sus cabellos a simple vista eran esponjosos y suaves al tacto, estaba entallado en un hermoso vestido azul cobalto a primera vista se veía que eran hecho con las finas telas, su ensoñación acabo cuando el omega hablo.

- disculpe por interrumpir sus pensamientos joven Iida pero necesito salir ya me tarde mucho tiempo y mi padre no estará contento - expreso apenado y un poco preocupado ya que en verdad necesitaba irse ya se le hacía tarde y su padre no estaría contento si tardaba más de lo debido.

-oh si, señorita su padre acepto la invitación de mi señor en pasar esta noche en su casa así que no tendrá que volver a su residencia hoy- informo lo más formal posible ya que estaba feliz de poder conocer un poco más al Omega - si me permite acompañarla-dijo mientras ofrecía su brazo para que aquella belleza aceptara su propuesta, inconsciente libero un poco de su aroma a menta y como no estarlo prácticamente le estaba hablando a un noble como si fueran amigos de toda la vida.

- claro que sí joven Iida- acepto mientras su mano pasaba por el hueco de su brazo el por los nervios y emoción del momento dejo salir de manera nuevamente inconsciente más de su aroma a menta, claro que izuku se dio cuenta y no evito sonrojarse ligeramente ya que según las tradiciones si un alfa liberaba su aroma a cierto Omega era una muestra de que ambos eran pareja y que estaba marcando territorio para que ninguna otra persona intentará cortejar a su pareja.

Iida al darse cuenta de su acción se sonrojó mucho tanto que podría decirse que tenía fiebre, el pobre Omega alado suyo podría mal interpretar lo que hizo y si antes no recibió un castigo ahora sí recibiría por lo menos una cachetada, el peliverde noto el nerviosismo del alfa el sabía que no libero su aroma con segundad intenciones si no más bien lo hizo por el nerviosismo así que para tranquilizarlo libero un poco de su aroma a rosas; para muchos está combinación de aromas sería desagradable pero para ellos era lo más delicioso que habían olido sobre todo para el Omega, anteriormente ya había percibido otros aromas de distintos alfas que se le acercaban después de las misas algunos los toleraba otros simplemente los detestaba.

- no te preocupes Iida, se que no lo hiciste con una segunda intención- intento justificar, claro que le encantó ese aroma a menta y mentiría si dijera que no quiere oler más pero si alguien más hubiera presenciado eso sería mal visto para la ciudad prácticamente sin saber en verdad las circunstancias del porque liberaron sus aromas lo señalarían de un omega ofrecido aún así viniendo de una familia de alta sociedad.

- bueno señorita izuku, ya hemos llegado- no se había dado cuenta que prácticamente estaban ya entrando en los jardines principales de la casona, estaba tan concentrado en el alfa y su aroma que no se había percatado de que entraron en la casa; toda esta peculiar escena era observada por tres individuos: denki el dueño de la casa y dos de sus criadas una Omega peliverde llamada tsuyu y una beta de cabello castaño corto llamada Ochako, ambas antes de llegar a la casona eran esclavas que fueron vendidas a dos distintas familias la castaña fue comprada por los bakugo y la peliverde por los kaminari, pero como denki se casó el decidió llevarse a la omega, en el caso de ochako después de haber trabajado por casi dos años con los pelicenizos al final estos hicieron una subasta para vender las cosas que no les servían o no tenían valor entre esas cosas estaba la castaña de no ser por la familia del pelirrojo de seguro no estaría viva.

el callejón del beso ( Iidadeku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora