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Ya habían pasado aproximadamente otros 2 meses desde que descubrieron lo estrecho que era el callejón y que prácticamente los balcones quedaban bastante juntos esto fue una oportunidad perfecta para los enamorados qué sin falta cuando los últimos rayos del sol desaparecían por el horizonte el Alfa iba al callejón para poder dedicarle al Omega hermosas canciones de amor y poesías, otra de las grandes ventajas es que el callejon estaba a oscuras y  esto hacía el escondite perfecto para que el líder de la familia Midoriya no descubriera al peliazul, la pareja de casados ya estaba al tanto de esta peculiar situación y hacían todo lo posible para ayudar a su amigo a comprar la casa, ya que después de que les contara la noticia descubrieron que aquella casita se vendía, el precio era un problema ya que era bastante alto y el alfa no quería aceptar el dinero de ellos para poder comprarla él decía que tenía que ganársela con su propio esfuerzo y además si querían huir del pueblo tenían que tener algo de dinero para poder subsistir claro que lo único que no sabía el alfa peliazul es que sus amigos de manera clandestina le ayudaban a pagar la casa.

Hoy era una de las tantas noches en los cuales los enamorados se reunían estaban discutiendo acerca del futuro de cómo ambos ansiaban estar juntos, cómo sería su vida fuera del pueblo o cómo serían los futuros cachorros estaban tan concentrados en su plática que no se dieron cuenta que la habitación del pecoso se abrió solo lo notaron cuando se escuchó un estruendo era la nana de izuku qué sorprendida había dejado caer la bandeja de plata con la fina tetera y tazas destruidas y el líquido caliente esparcido por el suelo de madera.

- Dios mío izuku, ¿qué haces afuera en el balcón no ves que hace frío? y ¿Por qué no te has cambiado?- dijo maneras de regañó la vieja chiyo.

- na-nana, qué haces aquí en mi habitación creí que ya estarías dormida- respondió temeroso el pecoso.

- bueno cariño tu padre me ha pedido té, y pase aquí primero para ver si ya estabas listo para dormir, Pero qué haces afuera y porque estás nervioso?- pregunto nuevamente la vieja.

-bue-bueno- dijo nervioso mientras qué de manera discreta miraba hacia abajo esta acción no pasó desapercibida para la nana qué sin decir nada pasó de manera decidida hacia la habitación de su hijo adoptivo y el pecoso inútilmente intento detenerla pero no fue suficiente para cuando ya vio su nana ya estaba en el balcón viendo hacia abajo ahí ella pudo observar que el alfa estaba tratando inútilmente de esconderse entre la oscuridad claro que falló, como una vez hace tantos años su amado hizo eso lo único que pudo hacer fue reír enternecida, aquello desconcertó bastante al Alfa que dejó de esconderse y también el pecoso que no esperaba aquella acción pensaba que tal vez ella se enojaría se iría de inmediato a la habitación de su padre a decir lo que descubrió.

- jovencito no tienes porque esconderte creo saber que tú eres el alfa que ama tanto a mi hijo- dijo con voz maternal.

- así es señora soy aquel que anhela tener a su hijo entre mis brazos pero el destino cruel no quiere que sea así se lo suplico no le diga a su padre que estoy aquí- respondió suplicante.

- no te preocupes mis labios están sellados lo único que le pido a ambos es que tengan cuidado tienen suerte que esta vez sea yo quien descubrió este secreto de haber sido mi patrón las cosas serían diferentes el no dudaría en sacar su arma y disparar hasta que tú alma escape de tu cuerpo- hablo sería la nana.

- gracias chiyo por no decir nada a mi padre, te lo juro cuando logré escaparme de aquí te llevaré conmigo- habló el pecoso con lágrimas en sus ojos esperaba que la promesa que le hizo su Alfa se cumpliera él no quería casarse con aquel que su padre estaba haciendo un contrato matrimonio, él quería casarse por amor no por un beneficio ya que sabía bien que su padre era bastante ambicioso y que no le importaría sacrificar su propio hijo para su beneficio.

el callejón del beso ( Iidadeku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora