ꕀ 06

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Aún con los ojos cerrados podía sentir como su conciencia llegaba a él, en realidad no podía abrir los ojos, estaba muy cansado, deseaba levantarse y correr con su familia pero lo único que podía hacer en estos momento era oír el sonido del mar, e...

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Aún con los ojos cerrados podía sentir como su conciencia llegaba a él, en realidad no podía abrir los ojos, estaba muy cansado, deseaba levantarse y correr con su familia pero lo único que podía hacer en estos momento era oír el sonido del mar, esa gran calma y relajación, sintió que estaba soñando.

Que tan solo había sido una pesadilla y que en cualquier momento lo despertarían sus hijos gritando emocionados que querían salir a divertirse y en los brazos de su amado esposo se quejaría por dormir 5 minutos más.

De verdad quería que fuera un sueño pero cuando siento una punzada horrenda en su espalda que lo hizo levantarse rápidamente lo supo, estaba viviendo en la pesadilla.

Se paró como pudo, empezó a arrastrarse por el piso. El agua cubría hasta sus tobillos, estaba perdido, literal, no sabía dónde estaba y no encontraba a su hijo.

Empujó a todo tipo de objetos y personas en su camino, fijándose si alguna de las personas continuaba con vida, desgraciadamente no era así, su corazón estaba a punto de explotar, ya no lo soportaba más, no quería pensar en que alguno de esos cadaveres era cualquiera de sus hijos o su esposo.

Mantuvo la mente en cordura cuando se dio cuenta de lo afortunado que era, el aún seguía con vida cuando ya se había rendido y no fue arrastrado de nuevo al mar por la inmensidad y fuerza del agua.

Por alguna razón seguía allí, no podía rendirse, tenía que luchar hasta encontrar a su pequeño. Tenía que encontrar esa palmera.

Caminaba y caminaba, el sol lo estaba matando, en otro tipo de situación estuviera encantado tomando el sol en una linda tarde luciendo su hermosa piel acaramelada, pero hoy no, hoy sentía que se iba a desplomar en cualquier instante, la piel le ardía y lo estaba haciendo marearse.

—PAPÁ, PAPÁ.

Escucho el grito de su querido Sooyeon que seguía arriba de la palmera.

—Amor, aquí estoy.

Sooyeon bajó poco a poco, la palmera era inmensa ahora que el agua había bajado.

Cuando estuvo en los brazos de su padre ambos lloraron cuan pequeños bebés.
Aferrados el uno al otro, tratando de calmarse se derrumbaron al suelo a los pies de la inmensa palmera que le había salvado la vida a Sooyeon.

Jaeyun pronto noto que Sooyeon estaba entrando en pánico, al parecer cuando la adrenalina del momento que te ayuda a sacar fuerzas para seguir adelante se va y queda la triste realidad tendemos a sobrecargarnos de malos pensamientos.

—Tranquilo, ya, shh, todo estará bien.

Lo acurrucaba en sus brazos.

Pensar en su hermano hizo que quisiera llorar mucho más, ambos se molestaba constantemente pero no podían vivir sin el otro.
¿Que haría si jamás lo vuelve a ver?

Y su papá, que se perdió ese gran e importante partido de futbol en cuarto grado y que no se lo perdonó, de repente eso ya no importaba más solo quería estar en sus brazos de nuevo.

No duro mucho en calmarse, rápidamente recobró la compostura, su papá estaba muy débil lo sentía porque todo su cuerpo temblaba mucho, además que podía ver la sangre que salía de su cuerpo.

No podía perder a su papi, no ahora que lo tenía junto a él.

—Tenemos que salir de aquí, hay que buscar ayuda o un lugar alto. No sabemos si puede suceder algo igual de nuevo.

Sooyeon palidece pero asiente, se levantó y ayudó a su papá a ponerse de pie, emprendiendo camino hacia lo incierto.

Sooyeon palidece pero asiente, se levantó y ayudó a su papá a ponerse de pie, emprendiendo camino hacia lo incierto

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ᴇʟ ꜱᴏɴɪᴅᴏ ᴅᴇʟ ᴍᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora