ꕀ 13

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Se encontraba afuera del pequeño hospital, en una pequeña banca de madera estaba en frente de la sala de emergencia y a la derecha del refugio para niños, observó como personas entraban y salían, todas con algo en común, parecían más muertos que v...

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Se encontraba afuera del pequeño hospital, en una pequeña banca de madera estaba en frente de la sala de emergencia y a la derecha del refugio para niños, observó como personas entraban y salían, todas con algo en común, parecían más muertos que vivos.

Las caras de todos aquellos con los quien se cruzaba decían que el cansancio, dolor físico y mental los estaba consumiendo.

Aunque, el dolor mental puede matar más rápido que un bicho o enfermedad.

Respiro profundamente, junto sus palmas atrayéndolas a su cara y oró.

El era un niño feliz, sin escasez ni mortificaciones, nunca pedía mucho, siempre oraba por la salud y felicidad de sus seres queridos, pero hoy pidió con tanto desespero que clamó al cielo por alguien que lo escuchará.

Necesitaba un milagro.

Y como si de una señal se tratará escucho un sonoro llanto a su derecha que lo hizo salir de su trance.

Vio a la pequeña bebé llorar a todo pulmón en los brazos de una mujer joven, camino rápidamente hacia ella y se la quitó de los brazos.

La bebé dejo de llorar al instante, la mujer con urgencia trato de quitársela pero el le respondió.

—Es mi hermana, la llevaré con mi papá.

Que tan peligroso es dejar a los niños solos sin nadie que cuide de ellos, la mujer solamente asintió y lo dejó ir.

No le hizo más preguntas ni le comentó nada, así como así dejo ir a la pequeña, que extraño, si no hubiese llegado a tiempo solo Dios sabe a donde se llevaría la mujer a la pequeña.

Volvió a aquella banca, no tenía a donde ir, palmeó la espalda de la bebe gentilmente consolándola porque todavía dejaba salir pequeños jadeos.

Ya que estuvo completamente relajada se durmió, Sooyeon sonrió, al menos ya no estaba completamente solo.

Ahora tenía que esperar su milagro.

Esa era la señal, ya comenzaba, alguien bondadoso en el cielo escucho sus ruegos. Dios se apiadó de su golpeado y triste corazón.

—¡HYUNG!

Volteó rápidamente, reconocería esa voz donde sea, estaba ronca y más grave de lo normal pero lo reconoció, lo vio correr hacia el, su pequeño hermano Sooyung, con una sonrisa y lágrimas en su cara corría desde el otro lado del camino empujando a otras personas que pasaban por allí.

Sooyeon se levantó y corrió todavía con la bebe en sus brazos, cuando sintió la calidez del abrazo de su hermano sabia que su alma se reconstruiría a pedacitos, se dieron muchos besos en las mejillas y lloraban sin parar. La bebe ni siquiera se movió, parecía que estaba muy cómoda.

El climax de su milagro fue observar a su papá parado a pocos pasos de ellos, con lágrimas en sus ojos y con una mano tapando su boca de sorpresa, se veía muy mal pero no le importó, corrió hacia él, ambos corriendo para abrazarse en cuanto antes.

Hermosa era la vista de su reencuentro que personas que habían perdido la esperanza miraban con sus corazones llenos de fe, si tan solo la vida fuera así de bondadosa con todos, todo sería felicidad, pero siempre existían matices, por eso cuando Sunghoon se enteró del estado de Jaeyun se hecho a llora con todo su ser.

No podía creerlo después de haber pasado por tanto y haber cruzado un largo camino no podía creerlo, no lo iba a creer, necesitaba a Jaeyun con él para poder vivir y así sería, vivirán, vivirían para ver un soleado mañana de nuevo, juntos.

No podía creerlo después de haber pasado por tanto y haber cruzado un largo camino no podía creerlo, no lo iba a creer, necesitaba a Jaeyun con él para poder vivir y así sería, vivirán, vivirían para ver un soleado mañana de nuevo, juntos

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ᴇʟ ꜱᴏɴɪᴅᴏ ᴅᴇʟ ᴍᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora