Ciudad gótica, la cuna de los murciélagos, una enorme familia, con integrantes muy diferentes entre si, y justo en ella estaba Tim Drake. Un chico con un pasado y experiencias no tan agradables. Bastante inteligente y observador.
Las cosas del pasad...
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¿Como se forja un villano? ¿De dónde nace la maldad en un ser humano? ¿Que es lo que lo vuelve lo más cruel de la sociedad? ¿Como llegan a ese punto en el cual no les interesa nada más que cumplir sus objetivos? Supongo que la clave está en la "perdida", la pérdida de diversas cosas... ¿De Amor? ¿De esperanza? ¿Lo que más aman? Quizá de la "inocencia", probablemente también surgen de la frustración... ¿Como voy a comprender de dónde nacen?
(...)
En nuestro actual futuro... ¿ O el futuro que estamos construyendo?...
— ¡Abre los ojos por favor! — tenía su cuerpo recargado en mis muslos, ¿era mi culpa? No... Era de la liga... Le movía para que despertase — ¡ABRE LOS OJOS! ¡TE LO PIDO POR FAVOR! ¡NO! ¡TU NO PUEDES MORIR! — me aferre a su cuerpo, podía percatarme como no había pulso... Le atraje a mi pecho mientras las lágrimas bajaban desconsoladamente llegando a caer sobre su rostro, mientras sentía como se iba mi alma, como mi vida se derrumbaba, como lo más importante de mi vida moría... — ¡AUN TE NECESITO! ¡NO... TU NO PUEDES DEJARME... POR FAVOR... — me ahogaba en mi propio llanto.
El viento soplaba de una manera aberrante, las nubes Grises cubrían por completo la ciudad, e inclusive comenzaban a lloviznar, algunos truenos cerca de nosotros...
Alce la vista...
— DAMIAN... Por favor, ayúdame... Ayúdame... Hermano... Necesito... AYUDAME— le grite desesperadamente al verlo estar a unos cuantos metros... Acababa de llegar, sin embargo, parecía estar paralizado... Su espada cayó de su mano... Estaba tan impactado como yo. —Por favor Dam... Has algo... Te lo ruego...
Vi lágrimas bajar de su rostro... Se acercó lentamente y se sentó frente a mí, le miró, parecía impactado ante la escena... Golpeó el suelo con furia...
Estaba desconsolada, incluso sentía como me empezaba a costar trabajo respirar... El levantó de nuevo su cabeza, me miró, veía sus ojos verdes húmedos.
Los quejidos que salían de mis labios, el dolor de mi corazón... Sentía que jamás me recuperaría de este ...
— Tranquila Bast... Yo estoy aquí... — pego su frente a la mía y me abrazo... Aunque estaba tan destrozado como yo... Mantuvo la compostura y me habló con estabilidad... ¿Eso hacían los hermanos mayores?...
—Hermanito... — Murmure entre jadeos — por favor...
La sangre bajaba por mi frente... Tenía varios raspones.
