Capítulo 4.

29 6 3
                                    

Alejandro.

—Bueno, ahora estas conmigo. Te compraré todos los postres que quieras —. Dice con una sonrisa en sus labios. Yo solo desvió la mirada a la ventana moviéndome en mi asiento, preparándome para abrir la puerta y salir.

Suelto una ligera risita, esto es algo ridículo sinceramente.

—Gracias.

Pero claro qué no.

Obviamente no me iba a aprovechar, no me siento cómodo pidiéndole dinero ni a mi hermano mayor, no voy a andar vaciando la cartera de un casi "desconocido".

El remordimiento no me dejaría tragar ni el primer bocado o beber ni un trago de absolutamente ningún postre o bebida.

Abro la puerta del auto y salgo al exterior. Sonrío y estiro mis brazos al estar fuera, disfrutando del aire fresco golpeando mi rostro.

Al fin empieza a hacer frío.

Bajo mis brazos después unos segundos, dándome la vuelta para observar a Daren. Algo de culpa cae en mi conciencia cuando lo veo, estaba fuera del auto moviendo su brazo con entusiasmo en forma de saludo hacia una de las trabajadoras del café.

El está feliz, aunque yo se que no sacará nada bueno de mi. Ni siquiera se bien el porque de aceptar haber venido. Ugh... solo intento no pensar tanto.
Siempre me cuestiono cada pequeña cosa que hago, siempre prefiero estar cómodo antes de salir a disfrutar con amigos, ¿talvez por eso Damián ya no me habla tanto? No lo se, pero quiero quitarme esa mala costumbre asique aprovechare esta extraña situación.

Por lo menos tengo algo de confianza. Mamá parece conocerlo desde hace mucho y le agrada demasiado, además viendo su personalidad no se ve alguien que pueda hacerme nada.

¿O sí?

Oh...

Acaba de... acaba de golpearse la cara con la puerta de cristal de la cafetería... pff.

Intento no burlarme pero fallo en el intento, echándome a reír mientras me acercaba a ayudarle. Mi risa aumenta el ver como toca su cara con dolor, pobrecito. Dios, creo que la trabajadora de antes también se está riendo.

—¿Estas bien? —Pregunto al momento de callar mi risa, él voltea a verme con la misma cara que mi hermanita de diez años pone cuando se enoja.

Sí lo pensamos bien, que sea tan adorable y torpe puede ser aún más sospechoso. Hablando de eso... quitando el hecho de que se acaba de golpear la nariz y toda la cara en general; he notado que se ruboriza muy fácilmente, que extraño.

Mira, si es cuanto menos curioso. Es un chico alto, muy alto, voz grave y su rostro no se ve de alguien con comportamientos de niño de diez años. Piensen lo que quieran.

—Alejandro, deja de burlarte...

Su voz algo más seria me llega a asustar un poco, pero al mirarlo a los ojos me tranquilizo enseguida. Suelto una carcajada de nuevo.

Por poco salgo corriendo pensando que lo había enojado de verdad. Es casi el doble de mi tamaño, no voy a pelear contra eso.

—No me estoy burlando. Preguntaré de nuevo; ¿Estás bien?

In Love With You. (Primera Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora