In Love With You. (Primera Versión)

Antes.

Un años atrás 4:20 PM.

—¿Has pensado alguna vez en viajar o algo así?

Negué con la cabeza y ella rió, colocandose a un lado mío en el sofá.

—¿Por qué?

—Tendría que usar un avión y esas cosas me aterran —. Desvié un poco la mirada, escuchando su dulce risa tan cerca de mi rostro.

Eran pocas las veces que sonreía o reía, pero siempre que lo hacía eran para mí. Eso me hacía sentir mejor de lo que yo podía pensar.

—Aún así, me gustaría viajar contigo algún día.

Tomó mis manos entre las suyas, obligándome a mirarla.
Ahora que la miro bien...

—¿Te pintaste el cabello? —Cuestione, ladeando ligeramente la cabeza. Note como enchanchaba su sonrisa y sin poder evitarlo termine sonriendo también yo.

—Creí que nunca lo notarias ¡Y eso que el rubio y azul son muy diferentes!.

Reí, haciendo una pequeña mueca avergonzado. Debo decir que era muy obvio y aún así no me di cuenta antes.

—No te había visto bien... —admiti.

El azul le queda bien, después de todo.

—Vaya y yo creía que apreciabas que ambos éramos rubios, era como una unión —Dijo, finjiendo indignación y mirando a otro lado.

—¿Qué? —. Solté una carcajada, sus manos soltaron las mías y con una de ellas me dio un pequeño golpe en la cabeza.

—Eres un tonto —Dijo, sin poder evitar reír conmigo.

—Lo se.

6:12 PM.

—Alejandro.

—Dime.

—¿Recuerdas el día en el que nos conocimos?

Hubo un pequeño silencio.

—Ni tú lo recuerdas, querida.

— ...

Sonreí, soltando una carcajada cuando sólo susurró un "cómo sea".

—Yo... Bueno, he visto que todas las parejas cada año festejan un "aniversario" del inicio de su relación y bueno... Jeje...

—Si quieres un regalo no tienes que esperar un año entero para pedirlo.

Rió.

—No es tanto eso, pero supongo que ya no importa.

Solté un suspiro y me pare a su lado. Sonreí al recordar que estábamos en un centro comercial, mire a mi alrededor antes de continuar hablando.

—Si para ti importa lo haremos realmente importante, asique... —. Deje un corto beso en sus labios y la tomé del brazo, arrastrándola por el lugar.

No pude evitar reír todas las veces que estuvo por tropezarse en el camino, más aún cuando se paraba y me decía de todo antes de seguir siendo arrastrada. Ella era así conmigo también, asique estamos a mano.