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— ¿Y Sunghoon? –inquirió la mujer en cuanto divisó a su hijo bajar las escaleras solo, y para su sorpresa, con un leve sonrojo adornando sus mejillas.

— ¿Uhm? –se giró a verla.– Ah, Sunghoon. Está durmiendo. –la mayor alzó una ceja.– ¿Que? Se quedó dormido, mamá, lo digo en serio.

— ¿Soy yo... –cruzó sus piernas.– o últimamente estás muy pegado a él?

El castaño frunció el ceño ante la pregunta.— Es mi amigo, mamá, desde que tengo unos ocho años, en realidad ¿Y ahora preguntas eso cuando literalmente pareciera que Sunghoon vive aquí y yo en su casa?

— Yo sólo preguntaba cariño, no lo decía a mal. –ató su larga cabellera en una coleta antes de sonreír.

Jake suspiró y se permitió sentarse a los pies de su madre, dejando caer su cabeza en su regazo y recibiendo gustoso las caricias dejadas en su cabello, cerrando sus ojos por unos instantes.

» Cariño... ¿Por casualidad te gusta Sunghoon? –inquirió nuevamente su madre luego de unos segundos.

Sus ojos se abrieron de golpe a la vez que levantaba su cabeza para mirar a los ojos de su progenitora, abrió su boca para responder de inmediato un no pero no dijo nada, en cambio, comenzó a cuestionarse seriamente aquella pregunta.

¿Le gustaba Sunghoon?

Su madre volvió a sonreír antes de acunar su rostro entre sus delicadas manos, besó su frente y musitó suavemente:

» No te preocupes, Jakey, piensa bien tu respuesta. –volvió a dejar otro casto beso en su frente.– Sea cuál sea, recuerda que yo siempre seré tu madre y tú siempre serás mi hijo, nada cambiará.

Y Jake abrazó a su madre mientras se cuestionaba a sí mismo cómo podía ser tan buena.

𝖢 ➪ 𝖩𝖺𝗄𝖾𝗁𝗈𝗈𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora