Dos de la tarde, desperté por la luz del sol que daba en mi cara. Me estiré para agarrar mi teléfono, tenía banda de notificaciones. Fruncí el ceño, extrañada. ¿Qué había pasado ayer?
nicolasodetti 8hs.
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“@ivanbuhaje @maga.ds3”
Nicolas y la concha de tu madre.
— ¡Magalí!
Uh, la que me esperaba.
— ¿Que hacías a los besos con otro hombre, Magalí?
Y ahi lo tienen, Valentín Oliva el dramático. Me volví a acostar, tapando mi rostro con la sábana.
— No me ignores, estúpida –Se acostó al lado mío— ¿Tas bien? –Dijo, luego de unos segundos de silencio.
— Sí, tengo sueño nomá.
— Ah, tarada, pensé que estabas llorando.
Reí— Lloraba.
— Hoy hay jodita también, van todos.
— ¿Todos?
— Duko se llevó piola con los del vip de ayer, y nosotros también en parte, así que vamos a lo de duko en la noche.
— De una.
Nos quedamos acostados un rato, flashandola. Porrito va porrito viene.
— Igual re forra la hada madrina de Cenicienta, ¿Cómo que el hechizo se corta a las doce? Si es cuando arranca la joda.
— En vez de ayudarla la re cagó, corte dame, no sé, una horita más.
— Claa, así me voy con el principe media horita pim pum pam y listo –Me pasó la tuca— Igual el papá de Cenicienta medio boludo, corte, ¿Cómo no le vas a dejar toda la herencia a tu hija?
— Igual él buscaba una madrastra para eso, para que se ocupe de los gastos y todo y a la vez de la boludita de Cenicienta.
— Un boludo –Le pasé la tuca.
— Es hombre, amor.
— Era, murió.
— Lo mató la madrastra.
— Re forra.
Al rato llegaron todos los pibes, estaban todos metidos en mi habitación, puse una película en la televisión hasta que se haga la hora de irnos.
— A mi de chiquito me re gustaba Pocahontas.
— ¿Corte crush? –Le pregunté a Valentino.
— Claaro.
— Mi crush de peque era el destornillador de Manny a la obra.
Miré raro a Valentin— Aguante el martillo.
Y ahí todos empezaron a gritar quien daba más vibes de “estar bueno”.
— Eh, paren.
— ¿Que te pinta, Negro?
— La Maga chapó ayer, ojito eehhh
— Uh, loco –Tapé mi cabeza con la almohada— Fue un chape nomás, no nos vamos a casar mañana.
— A mi me gusta de cuñado –Dijo Valen, alzando los hombros con un gesto desinteresado.
— ¡A mi también! –Gritó la Wawa.
En esta casa todos éramos como hermanos. Una familia.
Reí— No me voy a poner de novia, y menos con un pibe que conocí en una joda.
