Capítulo 11: Último Receso.

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Capítulo 11: Último Receso.
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La Carta ya fue escrita.

Heavy corrió entre los pasillos cochando con los demás en un intento desesperado de llegar a la salida.

Quería salir de ahí. Largarse a su casa. Tirarse en su cama desordenada y gritar mientras maldice en su mente todo lo que esté alrededor.

¿Quien diría que todo se podría ir al carajo en menos de lo que termina un recreo?

Está paniquiado y con el corazón haciéndole competencia a sus piernas.

Se detuvo a tomar aire junto a una señal de alto y recordó como es que había terminado todo tan mal para él.

Viernes. Último receso.

Se dirigía hacia el salón de clases de la Chica De Cabello Rosa Pastel para entregarle la declaración que había escrito la noche anterior. Seguramente ese pedazo de papel tenía tantos errores ortográficos gracias al ataque de inspiración.

No se atrevió a leerlo cuando lo acabó.

Pero está bien, después de todo se lo daría a Diana quien tendrá que pasarlo a otra página con su letra y decoraciones románticas.

Llegó al lugar y asomó la cabeza por la puerta como sí fuera un intruso. Buscó a la Chica De Cabello Rosa Pastel y la vió sentada en las filas de en medio.

Cuando conectaron miradas le hizo señas de que saliera. Diana con una expresión asustada lo hizo. Aunque cuando la tuvo de frente ya no la tenía.

Le extendió la página doblada en cuatro partes y esperó pacientemente a que la agarrará y cuando Diana la tuvo entre sus manos se la devolvió sin leerla.

No comprendió. Miró el papel entre sus manos y cuestionó que es lo que pasaba.

—Entregársela tú —Fue lo que dijo ella.

—¿De parte tuya? —hizo una mueca— Esto no estaba incluído.

—No —Diana le sonrió. Lo dejó más perdido y las siguientes palabras sorprendido— De tú parte.

Abrió los ojos y también la boca. Su corazón se estaba alborotando y por unos segundos se quedó tieso. Y se rió. Soltó una carcajada porque solo es una broma de ella ¿Cierto? Sin embargo, Diana no se está riendo.

—Deberías hacerlo tú —continuó La Chica De Cabello Rosa Pastel sonriendo tan confortante. El pecho se le ha encogido.

—¿Por qué...?

—Te gusta —Lo interrumpió tan calmada— Ya me dí cuenta.

—¡No! —contestó rápido y luego de forzó a reír.

—Eres tan estúpidamente distraído que no me sorprende que seas el único que no se de cuenta —Diana rodó los ojos y se cruzó de brazos con expresión de reclamo— Alina me preguntó sí ya eras pareja de Dee y yo no sabía que contestarle porque no me había dado cuenta de las señales tan obvias que das.

—¡Ella está loca!

—Loca pero no mentirosa.

Abrió la boca pero también la cerró. Eso era cierto.

—Entonces dime —de manera juguetona Diana golpeó su brazo— ¿Te gusta?

—¡No! —volvió a repetir. De un empujón la alejó— ¡Tú estás loca!

—No soy homofóbica, Heavy.

Volvió a buscar en su cara o en algún otro lado algún indicio de que fuera una broma por más inusual que eso fuera en Diana. Que en algún momento ella va a reír de su reacción y molestarlo con eso.

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